16 de junio de 2011

De bichos va la cosa

Me despierto, salgo de la habitación en la versión cromagnon de mí.Me encuentro un bicho en la pared de la escalera. Me asusto, claro. No sé cómo se llama, la especie, me refiero.
Es uno de esos grises, con la cabeza más grande que el cuerpo, como con rallitas y antenas. Eso. Pero... tamaño XXL.
"Si cuando baje se ha ido, no lo mato", me digo.
Me pego a la pared contraria en mi ascenco para alejarme al máximo de él, imaginando al insecto saltando sobre mí. Ridículo, lo sé.
Subo, desayuno, me recreo dándole tiempo a huir. Finalmente bajo armada con la escoba (para limpiar que no para matar a un pobre bicho) y sigue ahí, plantado en la pared, cual lagartillo al sol.
Le doy con la escoba, cae el suelo y sale corriendo.
"Si se esconde y no lo veo más, no lo mato", me digo.
Realizo mis qué haceres hogareños y, cuando me dispongo a subir, se me cruza por en medio. Casi lo piso.
"Es un bicho suicida", pienso y, al final, lo mato. -ahorraré los detalles melodramáticos del asunto-

Al rato el pensamiento prehomicida vuelve a mí y divago sobre la posibilidad de que los bichos que normalmente viven ocultos a nuestros ojos, salgan cuando desean morir.
Que sea, por así decirlo, la forma de suicidio "bichil".

14 de junio de 2011

Dudosidades

A veces le miro y me pregunto qué hago aquí sentada a su lado. Cómo llegué a vivir con él, qué le encontré -si solo iba a ser un rollo! Un chico mono, fin.
Me digo que somos muy diferentes, que no tenemos nada en común. Ni siquiera "nada" no somos ni esos famosos polos opuestos que tanto se supone que se atraen.
Pienso que a su lado la vida me depara normalidad, a mí que soy una friki asocial, rarita de cojones!
Que a mí me habría pegado más alguien como Dani, rarito también.

Entonces se gira y me mira, todo tranquilidad, no inquisitivamente, como haría yo (que alguien me mire fijamente sin motivo aparente, conlleva siempre sospecha de psicopatía).
Y algo me pasa en el pecho -es una sensación física, lo juro- una especie de calorcito me recorre haciéndome coger aire y sonrío involuntariamente.

"Esto es amor" grita aquella antigua yo desde su habitación en la más alta torre y, como nadie le replica en mi cerebro, sigo mirando la tv y olvido mi conflicto interno.

10 de junio de 2011