31 de marzo de 2014

They come and go, you know


En mi vida hay varias (muchas) relaciones cíclicas. La gente va y viene. 
Dicen que esto es como un tren en el que la gente se sube y se baja... yo debo de ser como el metro, que lo coges cuando lo necesitas o te apetece ir a alguna parte.
No me quejo, no me va mal.
Soy un desastre con las relaciones humanas en general y, normalmente, solo perduran aquellos que perseveran, a los que no les importa que no les llame una vez a la semana (o a la quincena o al mes) o que se conforman con un emoticono del whatsapp de vez en cuando. 
Soy así, no digo que sea bueno (que creo que no) pero yo no sé insistir. Siempre tengo mil cosas en la cabeza y, cuando me acuerdo de llamar, nunca puedo y cuando puedo no me acuerdo... (bucle).
También tengo mis cosas, que no todo es malo, claro que no. Que si tengo amigos por algo será.
Pero no voy a regalarme la oreja, que no es eso de lo que iba a hablar hoy.

Total, eso, que la gente por mi vida viene y va (los hay que pasan sin retorno y en algunos casos se agradece mientras que en otros se añora, como todo el mundo, supongo). 
Entonces, hay épocas en que les da por volver. 
Y no sé porqué, el motivo o la razón, vuelven en bandadas. 
Siempre es así. No vuelve uno solo, son mínimo dos o tres. 
Ahora estamos en época de retorno, ya van cuatro en una semana. 
Y es guay. Para qué negarlo. 
No soy alguien con quien compartir todo el camino, pero aún así, no me olvidan y regresan.
Una vez, alguien a quien quiero mucho, me dijo que soy un puerto seguro, quizá sea eso, un lugar al que acudir de vez en cuando, a repostar y llenar las bodegas de víveres y provisiones, antes de continuar.

30 de marzo de 2014

The aim of the wise is not to secure pleasure, but to avoid pain.


Aunque no soy de la opinión de que un clavo saca otro clavo sí que creo que una obsesión cura otra obsesión. 
Y por suerte sé muy bien cuál de las mías es la más capaz de distraerme de casi cualquier cosa abstrayéndome, acaparándolo todo.
Así que voy a buscar a mi monstruito (el bueno) que no sé por qué rincón andará metido.
Tengo que contarle un plan.  

29 de marzo de 2014

Hay días que...

Saben...
a croisan de chocolate
a coca-cola
a golosina
a palomitas
a fresas
a zumo de naranja

Suenan...
a carillón
a risas
a chapuzón
a mar
a brisa suave

Huelen...
a su piel
a suavizante
a dulce
a fuego en la chimena
a bebé

Se sienten...
como el sol en la piel
como una ducha caliente
como un gato frotándose contra tu pierna
como que te abracen mientras duermes
como meter la mano y acariciar a mi pez favorito

28 de marzo de 2014

Epifanías


Salgo de la oficina y me siento bien por primera vez en semanas.
No sé si es un subidón endorfínico o la calma tras la tormenta, pero parece que mis nubarrones se han desvanecido.
Con mis compañeras, desfilamos como a quien se le cae el boli a la hora de salir. 
El abrigo cerrado hasta arriba, las gafas de sol puestas, bajo el brazo una caja con mis potenciales vestidos para la boda (que son preciosos, ahora solo falta ver si me quedan bien o parezco una almohada con una funda bonita).
Luce sol primaveral pero a la sombra hace un frío que pela. Me encanta.
Estamos contentas, hemos sobrevivido a una semana intensa y compleja. 
Nos vamos las tres a la vez (siempre suele quedarse una encadenada a la mesa).
Nos despedimos y la sonrisa que se me pinta en los labios me parece algo insólito.
Me encamino hacia el coche respirando hondo y casi parece que me entra más aire en los pulmones que ayer.
Pienso en mi Niño Bonito, ya estará en casa y habrá comido. Estará, seguro, en el pc jugando o chafardeando por internet, esperando a que yo llegue. 
Llevo toda la semana demasiado seria, demasiado callada, demasiado cansada y lo veo un poco inquieto. 
No nos espera una gran tarde, nuestro plan radica en ir al Mercadona y cuidar de nuestros peces, poco más.
Pero de repente me parece que nada apetece más que eso. Una simple tarde, sencilla y cotidiana.
Con él.

Prefiero molestar con la verdad, que complacer con adulaciones


La verdad duele. 
Es un dicho de lo más popular y es cierto. 
La verdad suele dolernos, porque nos gusta engañarnos. Más o menos conscientemente.

A veces no la ves hasta que las cosas pasan, quizá mucho después.
Un momento en que puedes adquirir un poco de distancia, ver las cosas desde otra perspectiva.
Entonces la verdad aflora. Si la dejas. 
Si renuncias al dolor, a los miedos, a las fantasías e ilusiones.

La ves aparecer, clara, tan simple que te puede hacer sentir idiota, preguntarte cómo puede ser que estuviera todo ese tiempo delante de tus narices y tú dando palos de ciego, buscando lo que ya veías pero no mirabas. 
 A veces es bonita, a veces no. 
Pero yo siempre preferí la verdad a cualquier tipo de mentira. Aunque fuera cruda y puta. 
Pero verdad. 

O quizá no. No haya una verdad, puesto que todo es subjetivo en la medida en que todo está basado en lo que tú experimentas, sientes, oyes, ves... quizá únicamente, tengamos interpretaciones. 
Quizá solo tengamos un agujero que intentamos rellenar como sea. 
Yo sí lo tengo, soy consciente de ello. Sé desde cuándo y qué lo causó.
Y sé que me equivoco una y otra vez en la forma de llenarlo. Sin remedio. 

27 de marzo de 2014

Formas diversas (autoinducidas) de sentir terror


Si quieres sentir pánico escénico solo tienes que coger a tus amigas y compañeras de trabajo, meterlas en una habitación y dejarlas a solas (o, en versión moderna, crearles un grupo de whatsapp y después abandonarlo), para que planeen tu despedida de soltera.

Podrás poner condiciones. Podrás hacerte la loca y no darle mucha coba al tema.
Pero no podrás evitar ciertos comentarios, las risitas, los "cuando pase todo y te lo cuente vas a flipar" y tu cabeza dándole vueltas. 

Mis condiciones han sido:
- Nada de Boy. Y ha costado toda una colección de alegatos y mi más sentida cara de asco (totalmente sincera al imaginarme a un tío aceitoso restregándose contra mí) para convencerlas.
- No quiero ningún tipo de objeto de reminiscencias fálicas adornando mi cabeza. 
- Que, si me disfrazan, por favor, no me enfunden en licra o en la versión "sexy" de algo y me echen a la calle.
(No puse más porque algo las tengo que dejar hacer).

Su respuesta ha sido que respetarán esas tres condiciones, pero que ese día tengo que tener una "buena predisposición". (A lo que yo le dije a una, a parte, que me emborrache).
El Niño Bonito no quiere fiesta, ha sido más listo (y aburrido) que yo y ahora anda cachondeándose de mí, concienciándome de que, más o menos, pero algo voy a sufrir.

Pero bueno, oye, una no se casa cada día y, a falta de bodorrio, algo habrá qué hacer!!

26 de marzo de 2014

Deep into that darkness peering, long I stood there, wondering,fearing, doubting, dreaming dreams no mortal ever dared to dream before.


Llegará un día en el que el mundo de fantasía en el que a veces me muevo (y a menudo me refugio) se escurrirá entre mis dedos como la arena. 
Desaparacerá dejando un vacío que no sé cómo seré capaz de rellenar y no podré hacer nada por evitarlo. 
Entonces no me quedará otra que reabrir el ala psiquiátrica de mi mente, coger esa parte de mí que me fue dada y meterla ahí, porque sé que no seré capaz de matarla. No, no podré, porque no dejo de ser yo misma. Así que la encerraré y rezaré a esos dioses en los que no creo, por que no llore, ni grite, ni chille... aunque sé que lo hará, como sé que haga lo que haga, no habrá forma de consolarla. 
Pero no habrá reproches, ambas sabíamos que eso sucedería tarde o temprano. 

Las mariposas se harán el harakiri con un alfiler y se insertaran en cajitas de muestra, para que siempre pueda recordarlas. 
Porque eso será lo que me quedará: recuerdos de un sueño. 
Los recogeré todos, con cuidado y con cariño, y los meteré en una bonita caja de cartón que subiré al desván. No, no me desharé de ninguno de ellos. Porque sé que de vez en cuando necesitaré arrodillarme en el suelo en pijama, e ir sacando uno a uno esos objetos en los que se convertirá todo. 
Objetos que atesoraré, pues serán la única evidencia de que aquel sueño fue real alguna vez.
Un fardillo de fotografías, un lazo rojo, dos canciones, un diamante, una pulsera de plata, un libro... 
Y entre ellos cubierta de una funda de terciopelo negro, habrá una caja.
Una pequeña caja de madera tallada, cerrada con un cerrojo doble, con la inscripción de una sola letra en su preciosa tapa pulida y suave. Cuya llave perderé adrede y esa sí que me guardaré muy bien de que se reabra alguna vez.

25 de marzo de 2014

Buscando en el baúl de los recuerdos uh, uh...


Por motivos que no vienen a cuento últimamente estoy revolviendo una caja de mi pasado, bueno, para ser justos la llamaríamos La Caja. La de RR. La de mi gran trágica historia de desamor.  
(Me da la risa al decirlo así).
Y me estoy sorprendiendo a mí misma, pues ando removiendo su contenido, sacando objetos de su interior. 
Recordando detalles que no recordaba. 
Sensaciones muy desagradables. 
Momentos de una dulzura diabética. 
Y he descubierto, para mi sorpresa, que poseo un orgullo herido.
(Orgullo, sí, esa palabra que detesto).
Y que me hace sentir verdadera vergüenza de alguna vez haber sido así.
Pero eso es solo un conflicto interno, una mancha de humedad que habrá de subsanar, pero que puedo arreglar yo sola.
Pero, lo importante es que no me está doliendo.
¿Puedo haber curado esa herida?
No me atrevo a buscarla en mi pecho y hurgar a ver qué tal, pero... ¿podría ser?
¿Sirvió aquel reencuentro del año pasado para terminar con esa historia?
¿Para poder cerrar un libro que llevaba demasiado tiempo abierto, de páginas manchadas de sangre y lágrimas?

Quizá, después de todo, acabe por emerger una (otra) nueva yo, de todo esto.
Una en paz con sus emociones o una definitivamente adulta y racional ;)

24 de marzo de 2014

Gastó la vida que ella le regaló, jugando a ser mayor se hizo viejo sin querer.

Tú siempre estás metiéndote en jardines, jugando a ser mayor, 
retando a las alturas, redoblando tu tacón. 
Nena, tú siempre estás buscándote problemas.



Decimos que somos adultos, responsables, maduros, racionales.
Personas hechas y derechas, que la vida ha curtido, enseñado. Ha hecho como son.
Nos las damos de saber, de conocer, de haber visto, sentido y haber aprendido.
Nos consideramos muy mayores, muy pagados de nosotros mismos.
Pero en realidad no somos más que niños.

Bebés de pecho que lloran para que su mamá los cure y los atienda.
Niños que juegan en el columpio que es la vida, disfrutando del compás, moviendo los piececitos adelante y atrás.

No somos más que eso. O quizá seamos adultos que se niegan a crecer.
Yo ya no sé.

23 de marzo de 2014

La mirada melancólica encierra la más grande de las bellas tristezas.


El corazón muere lentamente. Desprendiéndose de esperanzas como si fueran hojas... hasta que un día no queda ninguna. No hay esperanzas. No queda nada. Pinta su rostro para ocultar su rostro. Sus ojos son agua profunda. Una geisha no puede desear. Una geisha no puede sentir. Una geisha es una artista del mundo flotante. Baila. Canta. Te entretiene. Lo que tú quieras. Lo demás son sombras. Lo demás es secreto...
-Memorias de una geisha (2005)- 

22 de marzo de 2014

Pecitos. 1r aniversario


Los pecitos han cumplido un mes!
Bueno, en realidad los tres tontos lo cumplieron el viernes pasado, pero no cuenta. 
Un mes! Parecía imposible, pero no lo era.

A pesar de los chungo-nitritos y del ataque de las algas verdes más reciente (y que no he explicado) ahí están.
Mi labeo precioso moviendo su colita naranja con esa paz suya que tanto me transmite.
La rubia mordisqueando piedrecitas todo el día o nadando arriba y abajo, tiqui-tiqui-ti con su cuerpo gordito.
El chupón perdiendo la timidez y dejándose ver cada vez más. 
Y los tres tontos eternamente en su rincón, luchando contra la poca corriente que el filtro les produce. 

Quizá nos hayamos convertido, al fin, en unos aptos papás-pez. 

21 de marzo de 2014

Ya que la vida no tiene banda sonora, habrá que ponérsela.

 
Esta canción es:

Un paseo en otoño por la orilla de un río de ciudad.
Un hombre con gabardina adentrándose lentamente en un callejón, bajo la lluvia.
Dos copas de vino vacías, una manchada de carmín.
Un local de luz tenue.
Una pareja que se susurra cosas en un rincón.
Bailar entre sus brazos, cuando nadie nos ve.
Con su mejilla en la mía.
Decirle adiós.



Y a ti? A qué te evoca?

20 de marzo de 2014

If you smile when no one else is around, you really mean it.

Where do we go nobody knows 
I’ve gotta’ say I’m on my way down 
God give me style and give me grace 
God put a smile upon my face 




A veces no te queda otra que disimular. Pintarte una sonrisa en los labios y decir "Oh sí, qué bien!".
" Sí, claro cómo no!". "Por supuesto!". "Tienes toda la razón". 

Por suerte la experiencia es un grado, dicen, y en esto tengo un master.

Our doubts are traitors and make us lose the good we oft might win by fearing to attempt.

Sometimes the last thing you want comes in first
Sometimes the first thing you want never comes
But I know that waiting is all you can do
Sometimes...


Estamos de reformas interiores, sí. Son necesarias. De reestructuración.
Tener dos realidades (una interna y una externa) no siempre es fácil. 
A veces tus dos mundos tiran en direcciones opuestas. 
Una parte está en pleno ascenso de la montaña rusa mientras que la otra se halla en pleno descenso vertical.
Cómo es eso posible? Transgrede las normas de la física? No importa. 
Podría importar, pero no lo hace.
(Y eso es hasta divertido).

Así que damos paso a la razón para que imponga el orden, como una madre que administra el tiempo al que sus dos hijos pueden jugar con la consola. Para que aprendan a compartir, a compartirme.
Siempre acabo volviendo a ella, lo que tendré que plantearme es porqué me voy si sé el desenlace.
Supongo que si pudiera extirparse de mi cerebro se iría, dejándome con el resto de mis locas, pero como no puede pues a la que vuelvo arregla el desaguisado. Eso es lo que le toca. 
Lo que me toca.

Pero esta vez es fácil (relativamente). Cada una tiene su lugar y espacio.
Solo hay que hacer mudanzas. Del ala este a la oeste, por ejemplo.
Están pasando demasiadas cosas y no pueden andar danzando por ahí, incluso ellas lo saben. 

Así que cogeré a la nueva y la dejaré en el jardín, con sus mariposas, para que las mime y las cuide. 
El jardín está precioso, verde muy verde, lleno de flores blancas y amarillas. Claro, es primavera.
Y aquí no hace frío, no se lo vamos a permitir.

La pequeña se irá a su cuarto de juguetes. Le he quitado la casita de muñecas, pero tiene otras cosas con las que entretenerse. De hecho tiene muchas. Alguien le dio unos muñecos de pastel de boda y una bola del mundo y está como loca. A ver si aprende geografía. 

La razón toma los mandos desde su sillón de orejas. Y con las demás no hay nada que hacer.
Bien sabemos que van y vienen. Mientras las otras estén equilibradas. 
La pelirroja no está muy contenta, pues bajo el yugo de la razón sabe que queda relegada a cortar árboles en el jardín y poco más, peeeeero. Es lo que hay.

Todas creen en el bien común.

19 de marzo de 2014

Relax, take it easy


Al final he llamado al médico, tres semanas, mi paciencia tiene un límite.
Está todo bien.
Así que el monstruo y yo hacemos las paces, hasta... junio. Que lo mismo se pone feo otra vez durante unos días. 
Le he prometido que, si se porta bien, le voy a leer cuentos y le seguiré dando galletas (a ver si los sobornos funcionan). 



Just because I'm losing, doesn't mean I'm lost



A veces me fascina y me da miedo, la capacidad que tengo para desasirme de mis emociones.
Para cogerlas, meterlas en algo aislado (algo como un bote de cristal sin posible fuga), desde donde no pueden afectarme y limitarme a ignorarlas o solo observarlas mientras espero a que los acontecimientos se desarrollen. 
Ellas se revuelven, arañan el cristal. Pero todo cuanto llega hasta mí es un leve tin-tin-tin que se traduce en un no sé qué en el estómago. Nada más. Y, si respiro hondo y lento, ni eso.

Es útil, no lo niego. Pero también asusta porque es frío, muy frío. 

Tampoco me engaño, todo es obra de la racional que habita en mí.
Esa a la que tengo tendencia a ignorar pero a cuyas faldas acabo corriendo siempre, tarde o temprano. 

18 de marzo de 2014

See her come down, through the clouds. I feel like a fool

So come on Love, draw your swords
Shoot me to the ground
You are mine, I am yours
Lets not fuck around


Hay canciones que simplemente te parten por la mitad. 
Te abren el pecho de arriba a abajo y rebuscan en tu interior.
Para coger cualquier dolor o pena, y agarrarse a ellos.
Quizá coger uno de esos momentos que sabes que está por venir.
Y que tú te empeñabas en anticipar.
Como si pudieras prepararte para ellos. Tonta.
O muchos de esos que ya pasaron. 
 Los que un día fueron piedras.
Y los que aún lo son.

Pero no pasa nada. 
A las chicas tristes les gustan las canciones tristes.

Draw your swords -Angus and Julia Stone-

17 de marzo de 2014

No winter lasts forever; no spring skips its turn.



Doy por inaugurada la primavera en Villa Ficticia.
¿Que porqué ahora y no cuando oficialmente se la da la bienvenida?
Pues porque anoche tuve mi primer brote alérgico de la temporada.
Me transformé en un dálmata (por no decir vaca) pero en vez de blanco y negro, rojo y blanco.
Sí, como un caramelo de fresa y nata.

Hay a quien se le alteran las hormonas, en casa o en la terraza de un bar, a mí me salen ronchas.
(y cuando empiece con la rinitis me voy a reír, aunque eso suele tocar más adelante).

Bueno, cada uno con lo suyo ;)

16 de marzo de 2014

En brazos de Lorenzo



Hoy me he dado también mi primer baño de sol.
No es que sea yo muy amiga de lagartijear, siempre tengo demasiadas cosas que hacer como para tener tiempo y, además, le he ido cogiendo manía con los años (y alguna que otra poco amigable mancha) a lo de tomar el sol. 
Pero reconozco que le sienta bien al cuerpo un ratito de Lorenzo, el Oso sabio me dice que tengo que ponerme al sol por la vitamina D (hoy estaría muy contento) y, la verdad, estoy más blanca que la leche. 
Además, en primavera me gusta, así como ahora, cuando aún no hace calor. Y sé bien los beneficios de la fotosíntesis en humanos...

No me he atrevido a emular a la gran Pomette, entregándome desnuda al astro rey, pues no tengo tanta autoestima ni amor por el riesgo y tal cual salía a la terraza me he encontrado asomada a la vecina cotilla (sí, esa que todos tenemos) a su ventana, con lo cual... Pero sí me he subido con gafas de sol, ropa cortita y uno de esos libros que malviven esperando a que les haga caso.
Parece mentira pero desde que voy en coche a trabajar no leo nada y los libros pendientes de lectura se acumulan en una estantería en la que ya no caben más y en el icono correspondiente del Ipad. Y me dan pena y añoro (a rabiar) sumergirme en las historias que todos ellos esconden en sus páginas. 
Pero nunca tengo tiempo.
Hoy tampoco lo tenía, pero eh! Es domingo, luce el sol y estoy de buen humor, así que... me he permitido ignorar durante tres cuartos de hora al reloj (que si no, lo mismo me quemo)
Inmersa en un mundo de zombies (es lo que tiene), con el ipod enchufado en las orejas, viendo pasar algún que otro avión dejando su estela blanca en el perfecto cielo azul (y haciéndome pensar en ese viaje del que hemos empezado a hablar), con el calor del sol provocando las delicias de mi piel y un orgasmo a los deditos de mis pies, unido al frescor de la brisa que corre de vez en cuando revolviendo las cortinas de la pérgola. 
Aix... un ratito para mí, sí. 
Es uno de mis propósitos más gastados, uno que me pongo cada primavera. 
Será este el año en que sí?

15 de marzo de 2014

A dream doesn't become reality through magic; it takes sweat, determination and hard work.


La vida real no es como una película o una novela.
Los momentos mágicos no vienen acompañados de una luz especial, banda sonora de la que te derrite, ni todo gira entorno a ti en travelling circular.

En la vida real, tu Niño Bonito empieza a contarte una cosa con comienzo amenazante ("Cari, te la he liado y no sé cómo contártelo") camino del Mercadona. 
Circuláis por los pasillos llenando el carro de la compra de víveres y viandas, mientras su relato continúa (no era para tanto) y, de repente, te dice una cosa tan hermosa que te hace emocionar. 
No por la forma, pues no viene adornado de guirnaldas ni cubierto de chocolate o azúcar glass, si no por su contenido. Pues está hablando de hacer realidad, nada más y nada menos, que el sueño de tu vida. 

Y no importa, no, que estés en la cola de la pescadería esperando a que te trinchen un salmón, ni que las doradas te observen con un solo ojo y los lenguados con dos. 
No importan las señoras mayores que hacen cola ni la pescatera. 
Porque ves como sus ojos se humedecen al ver tu emoción, mientras te dice "Qué me vas a hacer llorar a mí!" y no te queda otra que sortear el carro y abrazarte a él. Porque sí. 
Porque ese momento es mágico a pesar del contexto o quizá aún más, por producirse así.

14 de marzo de 2014

I can see every monster as they come in

El monstruo malo ha vuelto. Hace días lo saqué adrede de la caja y lo invité a galletas a ver si así se volvía peludo y azul, en vez de esa cosa con cuernos, ojos amarillos y cuerpo amorfo que me da miedo.
Al principio coló. Se cubrió de pelusa azul eléctrico y, siempre y cuando no le faltaran galletas, se mantenía contento pero mi suministro (y mi paciencia) se ha acabado.
Ya hace dos semanas de la revisión y los resultados aún no han llegado y, para qué negarlo, me empiezo a inquietar. No por nada, si no por la espera.

Suerte, claro, que tengo a mi queridísimo Oso sabio, que me da siempre los argumentos para quitarme al monstruo de encima, pero conforme pasan los días se hace más complicado.
También tengo otros momentos en que me digo "Bueno, y si estuvieran mal qué?" (Me hago la chula no creáis). Sé cuál sería el tratamiento "a" y también sé que tengo al Oso con sus métodos alternativos. Sea como sea, sé que de ese alien no me iba a morir. Pero no mola.

La llegada del alien supuso un cambio para mí. Uno grande. Y no transcendental en plan "le he visto las orejas al lobo (no, no me refiero a mi lobito) y ahora voy a vivir la vida a tope, etc", que no. Que hubo más de uno que me lo dijo y yo pensaba "Mi vida va a seguir igual" y muy afectada no se ha visto, no.
Ni tampoco me refiero a Ese momento, Ese en el que recibí la carta y fue como abrir la caja de Pandora de los miedos y los pánicos.
No, me refiero a otro cambio que, dentro, aquí dentro dentro, he sufrido. Y no es uno bonito. 
Que exista la posibilidad de que algo malo esté desarrollándose a velocidad de crucero dentro de ti y tú no tengas ni la más remota idea, sospecha o síntoma... es una idea insidiosa. Una a la que no me permito darle muchas vueltas, pero que el monstruo me susurra cuando no me doy cuenta.
Creo que lo podré mantener a ralla una semana más y, si no llega la dichosa carta, la reclamaré.
Aunque eso suponga volver a pasar por eso minutos de taquicardia al teléfono (esos de "y si estoy otra vez enferma qué? Con qué cara entro de nuevo a la oficina y finjo que todo está bien?") mientras la enfermera busca entre sus papeles.

Bueno, mientras espero el veredicto, me esconderé de él esta semana, a ver si no me pilla.

13 de marzo de 2014

Pequeña narración de 5 líneas con un calcetín roto


Miguel se levanta temprano, hoy le toca doblar turno y ya se siente cansado anticipando el día.
Se sienta en la cama, en calzoncillos y se queda por un momento pasmado observando cómo su dedo gordo (pulgar es más correcto, pero "gordo" lo hace más mono) asoma por un agujero del calcetín.
Ese dedo asomando por ese agujero hace que su corazón salte al recordarle su niñez y a su madre zurciendo calcetines o tejiendo jerseys de punto, al sol de la galería, mientras veía la tv.

12 de marzo de 2014

Deseo tener la suficiente sabiduría para decir las palabras justas, en los momentos justos


Hoy la he tenido con la pelirroja, lleva todo el día desatada, dando por saco, calentándome la oreja y yo quitándomela de encima como a una mosca en verano. Cuando me ha visto con un post en blanco y el puntero parpadeando en la pantalla, se ha pintado dos rallas guerreras en la cara y ha crugido los nudillos dispuesta a repartir. Al fin y al cabo aquí es el único sitio donde la dejo un poco a su aire.
Pero la he mandado callar y estupefacta me ha soltado: "el otro día censuras a la nueva, hoy me censuras a mí. Entonces para qué leches tienes el blog?" y se ha ido por ahí a romper algo. 
Y tiene razón. Si no digo lo que necesito/quiero, para qué lo tengo? 

Soy una reprimida. Siempre callando, quietecita en un rincón o en la silla de al lado, poniendo buena cara, con mi tímida sonrisa pintada en la cara. Hace poco me conoció el novio de una amiga y le dijo "Ostras, Ficticia es de esas personas que no hablan por no molestar". Y sí, eso me define.
La callada, la que no desentona, la que se traga toda emoción poco aceptable. 
Si el Oso sabio me viera... me iba a dar pal' pelo.
Pero es que no sé hacerlo de otra manera, pero no, no es por inocencia, ni es algo bueno y super bienintencionado, no, en realidad es una mierda. Pero así es como soy.

Luego mandaré a la tonta, como ella la llama, a la sensible y dulce, a que la calme. Y ya.

Y aunque una idea insidiosa se ha quedado ahí, pululando, en realidad es bastante fácil de ignorar. 
Necesito el blog pues, como me han dicho por ahí, a veces mi cabeza es como una olla exprés y, sin esto, probablemente explotaría. 
Y no es plan de llenar la habitación de sesos y trocitos de cráneo.

11 de marzo de 2014

A nadie le amarga un... dulce.


Hoy estoy golosa.
Golosa y glotona, y es que no puedo dejar de pensar en una cosa que vi ayer.
Una cosa que me quiero comer.
Serán las hormonas, que ya se sabe, avivan el apetito de la mujer.

10 de marzo de 2014

And now here is my secret, a very simple secret; it is only with the heart that one can see rightly, what is essential is invisible to the eye.


Hoy es uno de esos días en que no puedo escribir, pero lo hago, claro, necesito mi dosis diaria de blog.

Que ya bien sabido es que soy una adicta a esto.
Necesito (y mucho) sacar cosas que tengo dentro, pero no puedo.
Y porqué no puedo? Jajajaja.
Pues ahí radica todo, supongo.
Los secretos... secretos...

Pero me pregunto: ¿y si no puedo hablar de eso (que es de lo que casi siempre estoy hablando en realidad, aunque a veces no se note), de qué hablo? ¿Qué hago?
Podría colgar una canción, pero buf... las canciones dicen tanto sin pronunciar tú una palabra...
Sus letras, la melodía... Uf, no, no, no. Incluso podría decir mucho más de lo que yo quisiera en realidad.

Entonces... podría colgar una imagen... pero oh, las imágenes!
Dan lugar a tantísimas interpretaciones... que eso sí que podría decir aún más que todas mis palabras juntas.
Así que divago. Pero divagar es peligroso, porque se te puede escapar lo que no quieres decir, se puede asomar entre las letras, las palabras, las frases, las líneas o los párrafos. Puede colarse esa idea, que te aprieta, que te atosiga y necesita ser aireada. Pero no puede, porque claro: tienes un secreto.

Esta mañana iba hacia el trabajo pensando en esto (sí, ya desde esta mañana) y me he acordado de un amigo que tuve, hace muchos años, era un pen friend, sí, sí, en pleno auge de las tecnologías... de hecho nos conocimos en internet (Sí... lo que me ha dado de sí internet y sigue dando... en fin), no recuerdo ni cómo ni cuándo, pero no sé cómo fue, acabamos decidiendo que internet estaba acabando con las cartas y nos parecía una atrocidad así que empezamos a enviarnos cartas manuscritas por correo postal! Quizá duro un año o más, no lo sé. Pero me he acordado de él no por esto, no por las cartas ni mis relaciones en internet, si no porque él siempre decía una cosa: a quien das tu secreto, das tu libertad. Él decía que era algo muy cierto y yo siempre se lo negaba, le decía que no tenía porqué. Aún era aquella tonta que confiaba en todo el mundo. La que quería creer que la gente es buena por naturaleza (OMG). Así que me he acordado de eso esta mañana. Es otra de esas personas a las que tendría que decirle "Vaya, pues tenías razón!", porque los secretos atan... atan mucho a quien los guarda. Y te conviertes en su muñeca de trapo, sin saber bien cómo.

Así que nada, hoy manda mi secreto y él decide que hable de nada. O de todo. Para no hablar de eso. No sé dónde me llevarán tales divagaciones, pero la verdad es que en momentos así me cuestiono qué sentido tiene esto (sí, estoy de un pesadito que no me tengo con los sentidos de las cosas, ya lo sé), el blog, si no hablo en él de lo que me plazca. Pero todos sabemos que no voy a dejarlo. Es otra de esas cosas que no puedo dejar.

En fin, otro día de tormentas en Villa Ficticia, nada nuevo. Supongo que los más asiduos ya debéis ser como la mayoría de habitantes del norte o los londinenses... que amanecen nubarrones, sacamos el paragüillo y andar, solo es otro día de chubascos más.

9 de marzo de 2014

Ordenando el exterior para ordenar el interior


Llevo todo el fin de semana seriamente decaída. Llorando por los rincones a la que me quedo sola. Escribiendo posts sumamente depresivos que después borro por excesivamente explícitos. Por hablar de esas cosas de las que no debo.

Hasta que esta mañana estaba tendiendo la ropa al sol, en manga corta (veinte grados a principios de marzo, no hay quien lo entienda) con el ipod enchufado al cerebro a ver si... y sí, ha surtido efecto, ha sonado una de esas canciones que animan y, su melodía combinada con la fontosíntesis solar y el olor a suavizante han desencandenado alguna reacción química favorable.
Para no perder los avances me he entregado a la actividad física: un poco de ejercicio y zafarrancho de limpieza.

Ahora tengo unos macarrones deliciosos en el horno esperando a que llegue mi Niño Bonito de trabajar y el piso como los chorros del oro, pues mi frenesí limpiador ha sido severo, estoy agradablemente cansada y mi mente trasiega con otros quéhaceres que no me deprimen. 


8 de marzo de 2014

You know it's true when it hurts



"Real love hurts, real love makes you totally open and vulnerable. Real love will take you far behind yourself, and therefore real love will devastate you. If love doesn't shatter you, you will not know love"

7 de marzo de 2014

Operación Savefish



Teniendo en cuenta nuestro bagaje acueril no es de extrañar que el Niño Bonito y yo hagamos recuento (un par de veces al día) de nuestra población acuática.
Anoche, al encederles la luz, los contamos y nos faltaba uno.
Hay otro que se esconde, por lo que no nos habría extrañado su ausencia, pero esa no se esconde nunca, siempre está por el fondo mordisqueando entre las piedrecitas. 
Venga a buscarla y al final la veo metida entre las ramas de una de las plantas decorativas.
"Está muerta", le digo.
Él da golpecitos en el cristal observándola y concluye, como yo, el fallecimiento.

"Pues vete concienciando porque si se ha muerto la gordita (sobrenombre que se ha ganado a base de estar todo el día zampando) luego irán los otros... Si es que le habías puesto nombre y todo", me dice.

Lo arropo y para evitarnos mayores disgustos (y no empeorar aún más los niveles de nitritos del agua) decido sacar el cadáver del acuario. Vestida de humor de funeral meto la mano, agarro la planta y doy un brinco cuando veo que su colita se agita. Tal es mi sobresalto que la dejo caer. Mi gordita coletea prendida en la trampa verde. Fuerzo las falsas ramas y sale disparada. 
Se queda en el suelo tumbadita, asustada. Me dan ganas de sacarla y darle besos. 

Saco la trampa (casi) mortal del acuario, me aseguro que la pecita esté bien (poco a poco va mordisqueando piedrecitas y comienza a nadar) y salgo corriendo a decírselo al Niño bonito antes de que se duerma.

6 de marzo de 2014

Doubt is a pain too lonely to know faith is his twin brother.



Todo tiene que tener un sentido? 
Un motivo racional, estructurado, estudiado, decidido y meditado?
Un porqué y un para qué?
Una razón intrínseca, introspectiva, motivacional y psicoanalítica? 
Un algo "más allá de"?
No podemos hacer cosas porque sí? 
Porque nos hacen sentir bien, a gusto, reconfortados o satisfechos?
Porque te pintan una sonrisa en los labios sin que sepas porqué?
O porque alimentan y dan vida a esas mariposas que habitan tu estómago?
No pueden movernos, a veces, solo el placer y la satisfacción? 
El más simple hedonismo? 

5 de marzo de 2014

A false memory would be everything.



Ghosts in the photograph never lied to me.
I'd be all of that I'd be all of that.


Take me somewhere nice -Mogway-

4 de marzo de 2014

Soy polvo, nada y viento

sólo la sed
el silencio
ningún encuentro
cuídate de mí, amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de su sombra



Generalmente me tengo por una persona introspectiva y considero que me conozco bastante bien, aunque eso no quita que, en ocasiones, me sorprenda a mí misma. Soy joven y aún me queda mucho por hacer y conocer.
A veces, lo que encuentro me gusta y enorgullece, como hace nueve meses en la época del Gran Susto, en que descubrí cosas que me hicieron sentir muy bien conmigo misma.

Pero otras... sucede todo lo contrario.
Recientemente me he encontrado con una araña, negra, fea y peluda en mi desván y, aunque procuro ignorarla, no atender a sus ideas, ni a cómo se enreda en mi pelo y me araña con sus patas cada vez que consigue acercarse a mí, no consigo eliminarla. Sigue ahí.

He descubierto en mí un punto egoísta que desconocía, que hace que no pueda alegrarme por algo por lo que debería. Pero, por muchos argumentos que me de, por mucho que trate de racionalizar y relativizar, de no adelantar acontecimientos, ni ponerme en lo peor... mi cerebro dice una cosa, la correcta y adecuada. Mi corazón quiere extender su calidez, la de la felicidad por las personas a las que se quiere... pero mi estómago dice que no.
Quizá me haya tragado a la araña asquerosa y sea ahí donde se ha instalado.
Quizá trató de asentarse en uno de los otros órganos más importantes y decisivos en mis acciones y emociones y, al no lograrlo, decidió quedarse ahí.
 
Me siento culpable por albergarla, pero por más que trate de vencerla no puedo... simplemente no puedo.

3 de marzo de 2014

Night rains tap at my window, winds of my thoughts passing by, she laughed when I tried to tell her hello only ends in goodbye


Hoy ha sido uno de esos días raros, a ratos cubierto con unos nubarrones que parecían anunciar el diluvio universal, ventolera apocalíptica, gotas chiquitas de esas que no tienes claro si llueve o no y sol primaveral.

Y el clima "interno" igual. A ratos estresada, de mal humor, hiperactiva, divertida, contenta y muerta de sueño.

Eso... días raros.


2 de marzo de 2014

Arenas desiertas, mil atardeceres que acaban en ti.



Ada… Ada… Soy infeliz. Porque… te deseo. Porque mi mente no puede pensar en otra cosa más que en ti. Por eso sufro. Estoy… estoy enfermo de deseo. No como, no duermo… Así que si has venido y no sientes algo por mí, mejor vete… Vete….Vete… Sal de aquí… ¡Márchate!

El piano <The piano, 1993> de Jane Campion

Pecitos III


La odisea subacuática continúa.

Tras la introducción y supervivencia de cautro pececitos, aumentamos la familia en dos más.
Bien, seis bichines que soportaron otra semana de supervivencia en el difícil hábitat líquido.
En vistas de que la cosa iba bien, nos dirigimos el Niño Bonito y yo, con nuestra muestra de agua a la tienda (la buena) dipuestos a adquirir al resto de especímenes para nuestro acuario (5 o 6 más) para descubrir, con desazón, que lo nitritos están altos y que si metemos nuevos peces morirán.
Es más, hay que tratar el agua (cambios semanales, dosis controladas de bacteria) y no darles de comer.
Perdona??? Me niego a darles de comer una vez por semana si se supone que tienen que comer a diario (cabe la atroz posibilidad de que la primera matanza se produjera porque la cantidad de alimento que nos dijeron fuera insuficiente)Así que el Niño Bonito y yo llegamos a un acuerdo: reducir la cantidad de alimento (pero nada de no alimentarlos), aunque eso suponga estar más tiempo sin poder añadir peces nuevos...

Seguiremos informando.

1 de marzo de 2014

Don't get too close, it's dark inside, it's where my demons hide





Una de las mejores escenas de Dexter, para mí, es cuando imagina los distintos escenarios de confesarle a su hermana que es un psicópata, asesino en serie.

Todos tenemos secretos inconfesables, cosas que guardamos en ese rincón más oscuro de nuestro corazón. 

A veces me imagino soltando mi versión de secreto inconfesable (que no, nada tiene que ver con la psicopatía homicida) sin paños fríos, mientras cenamos en un restaurante, preparamos el desayuno uno de esos pocos días que amanecemos juntos o cuando estoy con mi hermano o mis amigas.
E imagino, como él, las posibles reacciones.
La cara de pasmo. Los aspavientos. El "Qué?".

Resulta perversamente divertido.