17 de noviembre de 2009

La niebla


En el autobús, de vuelta al hogar, con un libro de Stephen King apoyado en las rodillas, de repente un niño dice "¿Eso qué es?" Evidentemente, miro por la ventana y me doy cuenta de que una extraña niebla se ha adueñado de la ciudad (cosa que, en Barcelona, ocurre rara vez).
El resto de los pasajeros están igual o más sorprendidos que yo.
Esa extraña capa húmeda que llena las calles, hace brillar las aceras y lo envuelve todo de un aspecto entre fantasmagórico y mágico me recuerda a otro libro de mi idolatrado autor. Pienso en tentáculos colándose bajo puertas de persiana o mosquitos gigantes colisionando contra paredes de cristal... sonrío y regreso a mi lectura.
A la media hora recibo un mensaje de Dani que dice "Qué bonita niebla! Habrá monstruos en ella?" y recuerdo, otra vez, porqué es una de las pocas personas que perduran en mi vida y mi mejor amigo.

Aspiraciones

 
 
"Debería haber sido astrónoma", piensa, plantada en medio del comedor, mientras ve despegar al Atlantis camino de la Estación Espacial Internacional en las noticias "No sé porqué no me lo planteé en su momento".

Suspira, recoge un plato de la mesa y se mete en la cocina.

4 de noviembre de 2009

Shall we dance?

Es el mismo sueño, recurrente, que se repite.
Tengo los ojos cerrados. Su mano izquierda me atrae hacia él instalada en mi espalda, por encima de la cintura, muy correcta. Su mano derecha aprieta suavemente a la mía, en el aire. Yo, acaricio su hombro.
Se inclina hacia mí y susurra en mi oído "¿Bailamos?"
Acto seguido empezamos a movernos acompasados, como si fuera algo tan cotidiano y sencillo como caminar o respirar. Nos deslizamos por la pista, me lleva con él. Nunca es el mismo baile. Nunca la misma canción. Hoy suena "Laura" cantada por Johnny Mathis.
La sala es anónima, nada la diferencia, no hay nada especial en ella. Es la clase de lugar que esperarías encontrar en un palacio renacentista, en un hotel o en un barco. Hay gente, pero son algo indefinido, tan sólo forman parte del mobiliario.
No sé nada de él. Nunca veo su rostro. Es más alto que yo, sus manos son grandes y cálidas. Su cuerpo, contra el que me estrecha, es fuerte y firme, y huele de una forma deliciosa, que no sabría describir.
Tanto su voz, como su olor son algo nuevo y, sin embargo, algo conocido a la vez. Como la forma en que mi cuerpo se amolda al suyo.
Apoya mi mano en su pecho, sin soltarla y tararea la canción. Siento su mejilla apoyada en mi pelo.
Cuando el fin de la melodía se acerca, besa mis dedos y siempre susurra: "Hasta el próximo baile".

3 de noviembre de 2009

Obsesiones


 ¿Porqué el ser humano no es más sencillo? ¿Porqué alguien haría algo que hubiera tenido sentido hace tres o cuatro meses, pero no ahora de repente? ¿Algo a lo que debería haber dado algún tipo de explicación, pero no la da?
No soporto los misterios, soy demasiado obsesiva, quiebran mi tranquilidad.