23 de octubre de 2016

20 semanas

Que cuánto son 20 semanas? Pues 5 meses y con ellos llegamos a la mitad (teórica) del embarazo.
Y, si pienso en ello, lo que me viene a la cabeza es ¿ya?El jueves toca eco, una importante y además larga, en la que podremos ver durante un buen ratito a Bebé, mientras lo miden por todas partes para ver si crece bien.
Como en tantas otras cosas en la vida, el tiempo es una dimensión extraña, me parece que hace muchísimo tiempo (un mes) desde la última ecografía y, a la vez, no me puedo creer que ya hayan pasado cinco meses. Sí, sin duda, el tiempo es algo muy subjetivo.

El jueves, también, se supone que sabremos si es niño o niña. Todos andan un poco histéricos con el tema, o quizá es que para mí lo importante son otras cosas, como empezar a sentir sus movimientos, poder saber que está (teóricamente) bien, mientras que ahora solo sé que está. Obviamente no me he librado de las interpretaciones supersticiosas (de los cuentos de la abuela) y mediante diversas técnicas "muy científicas" todos dicen que va a ser un niño. Me gustaría que fuera una niña solo para rebatir triunfante todas las tonterías que he oído últimamente, pero ya veremos.
Que a mí también me apetece saberlo, claro, sobre todo para referirme a él o ella, para poder usar ya su nombre y poder desatar a la shopping victim que hay en mí, claro, es solo que para mí no es lo más importante.

17 de octubre de 2016

Well if you can’t get what you love you learn to love the things you’ve got, if you can’t be what you want you learn to be the things you’re not

Ya tengo mi primera etiqueta en el nuevo trabajo "eres super callada". Me gusta. Mucho.
Ahora que las circunstancias me obligan de nuevo a relacionarme con mucha gente desconocida, me fascina la facilidad que la gente tiene para contarte su vida (o enseñarte entero su perfil de facebook). Cuándo se casaron, cómo se llaman sus hijos, el drama familiar por el que atraviesan, su profundo desengaño con el amor, la esperanza perdida o no perdida en encontrar algún día su media naranja, sus inquietudes laborales y personales... y yo ahí, escuchando, sin aportar muchos datos propios, solo aquellos que, con más o menos sutileza, intentan sonsacarme.
Los más cercanos, por llamarlos de algún modo, tienen además una gran expectativa entorno a mí. Comentarios tipo "cuando me explicaron lo que hacías antes pensé entiendo que (a la jefa) le guste mucho su perfil y que piense que con ella se va a entender muy bien pero ¿no la estará desaprovechando? (...) o "dadle, dadle cosas que si no se nos va a ir" o "me sabe mal explicarte cómo se hace esto porque es tan básico...". Yo respondo con "no, no, para nada" pero la verdad es que me aburro soberanamente. No me gusta lo que hago, a nivel profesional es como haber retrocedido diez años, y no entiendo lo estresados que parecen todos con el nivel de trabajo que hay.
Pero no me quejo porque ahora es lo que me interesa. En menos de un mes comenzaré a trabajar desde casa (yendo a la oficina en teoría solo un día a la semana), mis niveles de estrés han caído a algo semejante al sopor, la nueva empresa me ofrece (aparentemente, que esto nunca se sabe) una estabilidad que no había tenido nunca, el nivel de exigencia de las tareas no me preocupa lo más mínimo y, cuando me reincopore tras tener al bebé, me va a ir de perlas hacer lo que ahora hago.

A veces hay que preferir lo que nos conviene a lo que queremos y eso es lo que hago.


9 de octubre de 2016

Retos manternos (Mi gran desafío)


Siempre, bueno no siempre, pero sí desde hace muchos años, he sido más bien solitaria.
Mis aficiones son sencillas, me gusta leer, ver películas y series, la decoración, jugar a los sims, escribir tonterías en el blog, estudiar cosas, la fotografía (verla, que hacerla no se me da bien), pasear... Nada que requiera de otra persona para poder realizarse. Me gusta el silencio y estar a solas.
También me gusta relacionarme con otros seres humanos, no soy del todo ermitaña, pero poco. Las personas tienden a ser entrometidas y a mí me encanta mi intimidad, vale, un alto grado de intimidad que tiende casi al hermetismo lo reconozco. Pero es que, cuando les cuentas tus cosas, suelen atribuirse el derecho a opinar (y a menudo censurar) tus actos o ideas y a mí no me gusta que nadie se meta en mi vida. Eso supone que no lleve demasiado bien los interrogatorios de la gente, ni la mayoría de consejos que te dan porque sí. Así que, para evitarlos, implanto el hermetismo y mantengo una distancia prudencial con el resto de congéneres. Hay excepciones, claro, hay personas cuya compañía, conversación, contacto o relación, realmente disfruto o aprecio, pero son, sinceramente, muy pocas.

El desafío o mi preocupación, se da cuando pienso en la llegada de Bebé. Sé que entonces será imposible mantener esa distancia de confort que me hace sentir a gusto y -relativamente- a salvo de las situaciones que me incomodan (/enervan /sacan de quicio). Sé que habrá gente pululando a mi alrededor irremediablemente. Sé que algunos de ellos querrán saberlo absolutamente todo y querrán opinar de otro tanto. Que se sentirán en pleno derecho a decirme cómo hacer o cómo no hacer. Y, si no soporto la gratuidad de la opiniones ajenas, ¿cómo hacerlo cuando además se refieran a mi forma de hacer con mi bebé? No me malinterpretéis cuando necesito consejo lo pido, no me creo por encima ni más lista que nadie y sé que en esto estoy completamente perdida. El otro día estuve casi una hora al teléfono con mi cuñada hablando de ropita y síntomas gestacionales y, cuando me envió al cabo de unos días, una foto de pomada para las hemorroides con el mensaje "seguro que te saldrán" no me molestó ni me sentó mal, al contrario, me reí. Pero que alguien me levante la camiseta para verme la barriga y luego me pegue la chapa durante diez minutos porque la cinturilla del pantalón me comienza a apretar (de eso ya hace algunas semanas, por cierto), me molesta profundamente, ya sé que me aprieta, pero empezaron a apretarme justo ayer...

Sé que es algo por lo que me tocará pasar y sé que es algo que no llevaré bien. Analizo mi entorno y catalogo a los entes que me rodean, tengo una idea bastante aproximada de quién me desquiciará y quién no. Pero no puedo evitarlo, solo pasar por ello. Lo que me preocupa es que no será una etapa breve de tiempo, como cuando te rallan porque estás resfriada que al final se pasa, o porque es verano y tú sigues pálida cual vampiro. Siempre habrá quién querrá opinar sobre lo que haga con Bebé y no sé si siempre seré capaz de tragar y poner buena cara.

2 de octubre de 2016

Retos maternos

Hoy vengo con un misterio.
¿Porqué cuando la gente se entera (o ve, según el tamaño del meloncillo) que estás embarazada, siente la imperiosa e irrefrenable necesidad de hablarte de partos (y cuanto más macabros, mejor)?
Lo había observado en algunas embarazadas previas a mí (y en alguna ocasión había mandado callar al narrador en base a la descomposición de la cara de la aludida) pero ahora que lo experimento necesitaba compartir tamaña duda.

A ver, si es el primero, lo más normal es que estés ligeramente asustada por todo lo que un parto conlleva (en mi caso estoy francamente aterrada, ya se me pasará, supongo, o no), así que ¿porqué no un poco más de empatía y un poco menos de morbo?

Ya conozco historias suficientes por mí solita.
Mi amiga L estuvo 19 horas de parto, lo cual me parecía una maldita eternidad hasta que una nueva compañera de trabajo me honró con el relato de sus 25 horas de parto que acabaron en cesárea según ella sin anestesia (permitidme que lo dude) y virus de quirófano que la tuvo 15 días en el hospital.

Ha sido la primera, me estoy planteando la fuga como alternativa a las próximas historias gore sobre dar a luz.