30 de abril de 2015

Look for me in the whirlwind or the storm.


No me gusta esta nube negra que últimamente puebla mis mañanas.
La que emborrona mis desayunos. 
Me persigue mientras me desnudo, me ducho, me maquillo, me peino...
Y luego corre tras el coche.
A veces la despisto en las curvas, otras en la autopista.
A veces se me ha enredado en los rizos y no consigo quitármela ni con el trabajo absorbente.
No sé si es que ella está fuerte o si yo estoy floja para luchar contra mi perturbación ciclotímica.
Quizá sea el ambiente que estas últimas semanas no está siendo el más propicio.
El cuerpo que anda en rebelión.
O que el problema, como siempre, sigo siendo yo.


29 de abril de 2015

It's in literature that true life can be found. It's under the mask of fiction that you can tell the truth.


Qué extraño, bonito y amedrentador resulta cuando abres un email y te encuentras citada a ti misma.
Un texto tuyo, escrito ya hace tiempo y, justito debajo, la reacción del lector.

28 de abril de 2015

Am I part of the cure or am I part of the disease?


Los doctorcillos con sus cachibaches y sus pruebas pueden abrir ante ti un mundo de posibilidades.
De las malas y atroces.
Vamos a analizar esto y/o lo otro, no sea que esto o lo otro.
Y sus palabras rebotan en tu cabeza.
Clin, clon, clan, clun, clonc, clonc.
Como en las pelis cuando alguien lanza una granada y todos la observan rodar por el suelo ese segundo previo a la explosión.
Y después... BOOM.
Te quedas así con la cabeza ladeada mientras piensas "¿no sea que esto o lo otro?".
Y entonces la onda expansiva se extiende, se expande, arrasando todo tu ordenadito mundo interior.
Brrffppp...
Y tu cabeza comienza a barajar posibilidades, consecuencias, "y si sí (o si no, según), ¿entonces qué?", y tu cabeza piensa tanto, tanto, tanto en esas dos milésimas de segundo en que te permites un pequeño brote de pánico que explota dejando restos de cráneo por todas partes.

Después coges la escoba y barres los desperfectos.
No te regañas, no eres infalibre y estas cosas a veces pasan.
Además, es culpa del médico por servirte en bandeja nuevos abismos, ¿o no?

27 de abril de 2015

El inexorable paso del tiempo


 Hoy mi madre cumpliría 65 años.
Cumpliría, que no cumple.
Ella se quedó en 44.
Ni uno más ni uno menos.
Por siempre jamás.
Y no hay mucho más que decir.

26 de abril de 2015

Be sure you taste your words before you spit them out

(Del lat. refacĕre).
1. tr. Volver a hacer lo que se había deshecho, o hecho mal.
2. tr. Reformar, refundir.
3. tr. Reponer, reparar, restablecer lo disminuido o deteriorado. U. t. c. prnl.
4. prnl. Reforzarse, fortalecerse o tomar nuevo brío.
5. prnl. Serenarse, dominar una emoción, mostrar tranquilidad.


No me gusta nada la expresión "rehacer su vida".
Quizá porque llevo toda la vida oyéndola "¿y tu padre no ha rehecho su vida?" y mordiéndome la lengua para no contestar "¿que la tiene deshecha?".
Quizá porque estuve sola el tiempo suficiente como para aceptar la soledad y planteármela como forma de vida. No con resignación, si no como otra opción que está ahí, aunque socialmente parezca deleznable que escojas estar soltero o viudo. 
Quizá porque en mi familia hay quien decidió quedarse soltera, cuando en sus tiempos aún era peor elección que ahora y es, sin duda, una de las personas más felices que conozco.
Quizá simplemente porque detesto que se juzgue a los demás por no seguir el camino convencional.

No sé, tampoco creo que haga falta encontrar mis motivos, pero es que me suena realmente mal.
Rehacer su vida. Rehacer, la contraposición a deshecho.
¿Está tu vida deshecha si no tienes pareja?
¿No te puede hacer feliz el amor de los amigos, tus hijos, tus sobrinos?
¿O es que entonces no contribuyes al esquema social de pareja, hijos y demás?
¿No tiene suficiente valor sobreponerte a la pérdida, ya sea por ruptura o por muerte, de tu pareja?
Si no encuentras otro nuevo con quien estar, no demuestras haberlo superado.
Nuestro lenguaje está lleno de censuras, de prejuicios y de críticas. 

25 de abril de 2015

Hoy ceno contigo, hoy revolución...



No sé qué daría por que todos los sábados fueran así.
A pesar del jaleo que tienen montado en el pueblo hoy o de haberme despertado a las siete de la mañana.

Podría pasar por un día de lo más anodino a ojos de otro: tareas domésticas, control de dieta, visita a Ikea, montaje de cachibaches, sesión de series, documental de tiburones... Sí, puede que sí.

Pero no sé cuántos meses hacía que no pasábamos una hora retozando en la cama, haciendo cariñitos y bromas, nadie sabe tampoco cómo nos hemos reído en Ikea cuando me ha visto sacar el metro del bolso, de la cantidad de planes que hemos trazado en una sola tarde, lo que disfruto verlo haciendo cosas como cambiar un enchufe o lo mucho que me gusta que apoye la cabeza en mi pierna mientras vemos la tele.

Un día entero a medio ritmo y para nosotros solos. Una gozada.

24 de abril de 2015

The object of life is not to be on the side of the majority, but to escape finding oneself in the ranks of the insane.

Hacía tiempo que no sentía ese reconocimiento. 
Que no encontraba una de esas miradas...
Cuando son más geniales es, además, cuando nadie más se entera.
Como estar en la cocina del trabajo, hablando con los demás de algo cotidiano... cuando alguien a tu lado dice "Pues yo cuando me pasa eso hago...", nadie más la oye, no porque se esconda, si no porque el resto también hablan.
"Eso es un truco de los malos", le dices. Y os miráis... ambas sonreís y sabéis que habéis caminado por la misma senda oscura, esa que por siempre permanece paralela a tu camino, cruzándose de vez en cuando y animándote a volver a esa sombra...
Una parte de ti te regaña y dice que deberías de censurarla, decirle que eso (y todo lo que no debe de estar mencionando) no está bien, pero otra ronronea como un gatito y tiene ganas de saltar y retozar. 
Y cedes a la sensación de haber encontrado a "uno de los tuyos". 
Probablemente nunca volváis a hablar del tema pero desde ese momento sabéis algo (mucho más) la una de la otra.

23 de abril de 2015

La inevitabilidad del ser


Hay personas que parecen gafadas, especialistas involuntarios de fastidiar las ocasiones especiales.
Es conveniente guardarse de ellos. Aunque no siempre es posible, claro.
A veces te los comes con patatas, lo importante es no dejar que se te indigesten.

22 de abril de 2015

Un poquito más de luz


Es curioso como los sucesos negativos, las cosas malas, pueden unirnos a personas prácticamente desconocidas.
Pronto hará dos años, como hoy me ha recordado mi ginecólogo, del diagnóstico del alien y la consecuente llegada de la locura. Y, cada vez que voy, siento esa extraña cercanía con él y las dos enfermeras.
Él, que me explicaba con voz tranquila pero sin paños calientes (tal y como creo que se tienen que explicar las cosas graves), eufemismos ni nada por el estilo, el diagnóstico.
Ellas que me daban papeles y explicaban pruebas con esa dulzura que solo tienen las enfermeras (y las madres) mientras yo apretaba los dientes intentando no echarme a llorar.
Y, claro, también recuerdo las visitas posteriores, el preoperatorio, esos caminos de la consulta al parking sintiendo que el mundo se me venía encima mientras Barcelona seguía su vida normal, las panzadas a llorar cuando lograba esconderme en mi coche en ese parking donde sigo aparcando y los trayectos hasta casa, serenándome, calmándome, sacando lo mejor de esa persona tranquila y caval que puedo ser.
Ahora me río cada vez que me dice lo "bonito" que ha quedado todo después de su operación y veo cómo la enfermera sonríe por lo bajini.

Hoy me ha dicho que podemos volver al ritmo normal de revisiones (permiso supeditado a que todo salga bien en estas pruebas): una al año. Algo para celebrar, queriditas y queriditos míos. Algo que celebrar.

21 de abril de 2015

D'on no n'hi ha no en raja


Estoy low battery total.
Duermo un montón pero nada.
¿Estaré siendo víctima de la famosa astenia primaveral?

20 de abril de 2015

Then there's my mind saying think before you go through that door it could lead you nowhere


Un fin de semana convulso como hacía tiempo que no tenía.
Terremotos y huracanes internos que me tenían con la cabeza a la deriva.
Perdida entre la bruma de las dudas.
Dudas dudosas de las que marean al más tranquilo y calmado.
Sí o no.
Bien o mal.
Hacer o no hacer.
Además visita a urgencias.
(Los dolores raros no ayudan a la paz interior).
Así el lunes llega tranquilo aunque un poco apático.
Un poco... "Bueno, vale, sí".
Un poco... "Uy qué seria estás":
Demasiado auto embrollo los días anteriores.
Demasiada actividad.
Resaca neuro-emocional.

19 de abril de 2015

La luz es un estorbo que transforma la verdad


Aplicarle raciocinio a un sentimiento es una tarea ardua, dolorosa y poco fructífera. 
Cuando el corazón y las tripas gritan algo, poco puede hacer tu razón por contenerlo.
Aunque probablemente lo más sensato sería aplacarlo, reprimirlo, no ceder a ello.
Intentas emplear algo de tu mente lógica.
Te dices, "Vale, esto me quema, intentemos valorar las consecuencias".
Pero te descubres inútil para hacerlo.
Por mucho que trates de imaginar posibilidades, de ponerlas en fila india, de anotarlas en una lista...
Nada vale cuando la necesidad chilla.
Así que te encuentras de nuevo al borde del abismo, mirándole mirarte.
Sintiendo la fatal atracción a entregarte a él.
Con el miedo de no saber lo que te espera anudado en la garganta.
Dudando seriamente de poder evitarlo.

18 de abril de 2015

Qué difícil es guardar la distancia adecuada

Otro de esos momentos de "Oh, en serio?".
Pero de tan, tan "Oh, en serio?" que ni te atreves a contárselo a nadie.
Para que quede entre el causante y tú, porque necesitas que rebote en un pátina de tranquilidad, de indiferencia, de "No, no pasa nada", pero sientes que algo se te clava, porque sabes que si se lo cuentas a cualquiera te dará la razón, te dirá que no es normal y entonces puede que le des esa importancia que no quieres darle.
Y, aunque te pregunten "¿Te enfadas?" y respondas que no, no estás mintiendo.
Pero no todo en esta vida es enfado, hay más cosas. Hay ¿decepciones? ¿Puedes llamar decepción a algo que sabes que alguien hará? ¿O cuando hacen algo que no es la-respuesta-adecuada pero te encaja perfectamente en su forma de ser?
No hay maldad por eso no hay enfado, ni siquiera diría que sienta mal. Con el tiempo una desarrolla ciertos filtros que hacen que determinadas cosas se sientan así, distantes, ligeramente ajenas. Eso suele pasar con las personas que suelen decepcionarte sí. Esas personas de las que estúpidamente sigues esperando reacciones normales, comunes (que se ilusionen con tus cosas, que te apoyen, que le den importancia a algunas cosas que para ti son puntos clave...) pero ya se sabe que cada uno mira su ombligo, no sé cómo soy capaz de olvidarlo tan asiduamente.
Últimamente tengo la sensación de haber estado ausente de un tiempo hacia aquí, idiotizada, será cuestión de ir rescatando los viejos cuadernos de apuntes y ver qué más se me había escapado. Porque yo sabía atesorar mis ilusiones a buen recaudo, lejos de nadie más que mis propias manos.
Guardar bien mi corazón a la suficiente distancia de todos los demás como para que llegaran a rozarlo.

17 de abril de 2015

Qué más da si yo te quiero a rabiar aunque después me duela más.


Amarte con un fuego duro y frío.
Amarte sin palabras, sin pausas ni silencios.

Amarte sólo cada vez que quieras,
y sólo con la muda presencia de mis actos.

Amarte a flor de boca y mientras la mentira
no se distinga en ti de la ternura.

Amarte cuando finges toda la indiferencia
que tu abandono niega, que funde tu calor.

Amarte cada vez que tu piel y tu boca
busquen mi piel dormida y mi boca despierta.

Amarte por la soledad, si en ella me dejas.
Amarte por la ira en que mi razón enciendes.

Y, más que por el goce y el delirio,
amarte por la angustia y por la duda

Deseo -Xavier Villaurrutia-

16 de abril de 2015

Falling out of love is like losing weight. It's a lot easier putting it on than taking it off.


Mis mañanas andan sometidas al mandato de los números.
De los números de la báscula que se ha convertido en mi nuevo amo.
Algunos días me castiga, me azota y me humilla.
Pero otros me halaga, me acaricia y me mima.
Aix, lástima que con ella no valga poner ojitos.
Para ella solo vale ser muy, muy, muy, muy buena.

15 de abril de 2015

When you come to a fork in the road, take it.


Desde que me mudé todo el mundo critica (o comenta con empeño) la carretera que une mi pueblo con el resto de la civilización, que si las curvas, que si el peligro, que si tal que si cual.
Me gustaría saber qué dirían si les explicase que esa carretera me salva muchos días.
De mis amaneceres negros y de las noches cuando regreso demasiado tarde de la oficina presa del agotamiento mental.
Esos días en que las voces de la cabeza me torturan tirando cada una para su lado o arañando los bordes de la herida.
Que los vaivenes del coche, derecha, izquierda, izquierda cerrada, derecha cerrada, izquierda y ya mismito derecha otra vez me mecen.
Que siempre, siempre, poner en marcha la memoria de trabajo me ayuda a frenar a las otras.
Y, si encima lo vestimos de buena música... qué más se podría pedir!

14 de abril de 2015

Because all I know is we said hello and your eyes look like coming home


Ocho años sufriendo mis rarezas, mis dudas, mi independencia, mis miles de manías, ese romanticismo asalvajado con el que te ataco de repente, mis días oscuros, todas mis sombras, mis obsesiones, mis gustos excluyentes en el cine, mis conciertos, mi pasión librera, mi fobia al sol, mis intentos fallidos de todas y cada una de esas cosas que comienzo y dejo a medias, mis ataques de narcolepsia, mi empecinamiento con los peces, mi vagueza y mi hiperactividad, mi asociabilidad, mis silencios, mi adicción a la coca cola, mis preguntas extrañas, mi amor por el espacio exterior, mi exceso de cariño, mis amigos raros, mi incapacidad para los deportes o la cocina, mis pies fríos pegándose a los tuyos en invierno, mi mutación a crisálida con la mantita del sofá, mi infidelidad con el chocolate, mis orgasmos selectivos, mis ausencias literarias, mi costumbre de cantar el coche, en la ducha, en casa o en cualquier lugar donde solo me oigas tú, mi amor por los cincuenta, mi afición decorativa, mi familia, mis rabietas con el mundo, mis ansias de tener un gato, mis reglas incapacitantes, esos comentarios que te hacen enrojecer, mis largas conversaciones que te obligan a divagar, a ti Don Pragmático.
Ocho años aguantándome, en definitiva.
Y yo que sigo con esos achaques que me dan de quedarme mirándote, de verte pasar por el salón (y en especial cuando andas medio desnudo camino de la ducha) y de no saber qué haces aquí, conmigo.
Y seguir maravillándome de que estés aquí, de poder robarte una mano mientras duermes, colarme entre tus brazos siempre que quiera, de contarte mis neuras y secretos sin que pienses que soy una loca, de poder perderme en tus besosDe que me quieras, en definitiva. 

13 de abril de 2015

D'oh (III)


Ese momento en que vas al médico pensando que sólo querrá entrevistarte, mirar pruebas y, como mucho, palparte un poco, pero de repente dice "quítate la ropa" y te encuentras ante él o ella -lo mismo da- con una combinación tan dispar como tus braguitas de encaje más monas y ese horrible sujetador de color carne que siempre logra salvarse de la bolsa de la basura, apelando a su terrible comodidad.

12 de abril de 2015

No les demos a las opiniones estúpidas el placer de escandalizarnos.

insensible
(Del lat. insensibĭlis).
1. adj. Que carece de sensibilidad.
2. adj. Privado de sentido por dolencia, accidente u otra causa.
3. adj. Que no puede sentir o percibir.
4. adj. Que no siente las cosas que causan dolor y pena o mueven a lástima


Hace dos o tres días me dijeron que soy una insensible. Gratuitamente, en una conversación sobre un libro. En el momento el apelativo pasó de largo, se fue, pero ahora se dedica a reflotar. 
Insensible.

Supongo que quien me lo dijo lo hizo sin pensar, esas cosas que se dicen sin contar uno, dos y tres (es una persona dada a ello). Y haciéndose un poco la gallita delante de otras personas que participaban de la charla. Estoy segura. Casi. Pero la etiqueta se me ha quedado pegada en ese punto de la espalda donde no llegas a rascarte. 
¿Que me debería de entrar por una oreja y salir por otra? Ya, ya lo sé, pero cada uno tiene sus defectos. Y uno de los (muchos) míos es la de que me importe lo que las personas cercanas a mí me dicen. De cualquier otro mi mente estaría descartándolo con un "Pff" despectivo pero no es el caso. Sé que hay muchos adjetivos positivos y negativos que me aplican, muchos, pero ¿insensible?
Es cierto que soy reservada en general y que me guardo bastante de mostrar mis sentimientos, pero ¿puede eso llevar a quienes me rodean a creer que no los tengo?
Por que los tengo, de hecho poseo una sensibilidad exacerbada de lo más molesto, por que tener el corazón a flor de piel no es nada agradable, no, pero ya hace mucho que aprendí a guardarme de mostrar sus reacciones. De dejar ver el dolor, la debilidad, los miedos, las necesidades... por que si le entregas esas cosas a los demás les estás dando munición.
Quizá eso me de aspecto de insensibilidad pero viniendo de una persona a la que he contado secretos, sueños y miedos, de alguien que me ha visto llorar... no diré que me duele, que no, pero escuece un poco y reafirma mis convicciones.
Rememoro de nuevo a Adrià diciendo "A quien das tu secreto das tu libertad" y siento que tendría que buscarlo y decirle que sí, que sí, que tenía razón, que entonces no lo comprendía pero ahora sí.

11 de abril de 2015

Por que viniste como el relámpago y me dejaste sola en lo devastado.

"Te digo que tal vez vuelva.
Ya sabes para qué sirven las mentiras.
Pero tú y yo jamás nos reencontraremos,
ni siquiera en tu cielo zen."
- Lesbos.


Otra carta amortajada en un sobre en blanco, sin destino más allá de un buzón en medio de una gran ciudad.

"¿Qué has hecho de mí? ¿En qué me has convertido?
Paso los días aguardando por ti, aún cuando sé que no vendrás.
Me desespero tratando de ignorarte. De dejarte perder. 
Me digo que no me importa. Que me da lo mismo. Que ya estoy curada-de-espantos.
Me prometo, qué digo prometo, me juro a mí misma que no te haré caso.
Imagino mil formas distintas de darte con la puerta en las narices cuando te dignes a volver.
Los cientos de explicaciones, discursos y sermones que te daré.
Invento decenas de entretenimientos nuevos que no te incluyan, que me ayuden a no pensarte.
Ja.
Como si pudiera no pensarte. Esta semana he quemado dos veces la cena perdida en tu recuerdo.
Me hago la fuerte. Me convenzo de que no te necesito.
Deseo aborrecerte, cansarme de ti, cogerte manía. 
Por que así sería todo más fácil.
Pero la verdad es que sufro cada minuto de tu ausencia como si fueran años.
Y corro como un perro fiel hasta ti cuando regresas. 
Aunque sepa que después me volverás a patear lejos de ti."

10 de abril de 2015

You can cut all the flowers but you cannot keep spring from coming.


La primavera me ha caído encima en todo su esplendor.
Los antihistamínicos se han declarado inútiles y la fábrica de mocos se ha puesto en marcha.
Por desgracia ha mutado a sinusitis sin darme tiempo a hacer algo por evitarlo.
Ahora... solo queda echarle paciencia y esperar a que pase.

9 de abril de 2015

And if you're still bleeding, you're the lucky ones 'cause most of our feelings, they are dead and they are gone.


Hay cosas, sucesos, que te pueden hacer sentir inútil, estúpida y absurda.
Que pueden abrirte en canal de adentro hacia afuera y arrojarte a un pozo de negrura, lleno de cenizas, llantos y putrefacción.
Pero a esas cosas no hay que hacerles el menor caso.
Hay que cogerlas por los pelos y, aunque muerdan y/o arañen, encerrarlas en una caja y enterrarla en el fondo más fondo de una misma, del propio corazón.
Atesorarlas, guardarlas... pero bien en la sombra.
Para que no nos cubran de lágrimas ni de amargura.
Para que no nos flagelen con su ingratitud, incomprensión y dolor.
Y, si algún día gritan lo bastante fuerte para que nos llegue el eco sordo de su agonía, entonces taparnos los oídos y subir la música al máximo volumen, para no oírlas nunca más.

8 de abril de 2015

Personas especiales


Hay personas que son mágicas, personas que te devuelven la fe en eso de socializar.
Sí, a mí, eso es posible.
Esas personas con las que pasar un día sabe a poco.
Las que respetan tu tendencia al silencio, tu opacidad.
Pero a la vez saben mucho de ti.
Con quienes lo mismo hablas del tema más íntimo (o les cuentas un secreto) que de una invasión zombie o de la relatividad del tiempo.
Sí, personas así, con las que es imposible no reírte.
A las que no es factible no querer.

7 de abril de 2015

Solo desde lo más alto podré evitar sumergirme donde el aire es frío y vacío es mi armazón triste.

Help, I have done it again
I have been here many times before
Hurt myself again today
And the worst part is there's no-one else to blame 
 

Llevo unos días especialmente añorante. La nostalgia es un estado habitual en mí pero últimamente se me está enquistando y la tengo localizada: justo al lado derecho de la boca del estómago. Ahí está. Se me forma un nudo que no se pasa ni con esas largas y pausadas respiraciones que suelen acabar(me) con cualquier ataque de nervios. A ratos se oculta para que me olvide de ella pero entonces aparece de repente. Clank. Se agarra ahí y presiona. Me provoca ganas de vomitar. O me desborda los ojos. O me obliga a cerrarlos mientras una ola de dolor se me extiende por el pecho.
La mantengo a ralla tirando de monstruito, de música, de libros o de hiperactividad, pero se está poniendo francamente pesada. Sé lo que quiere: una larga sesión de llantos y gimoteos, de esas que te agotan y hacen que al día siguiente despiertes en versión mapache (ojos hinchados y rimel corrido). 
Pero es que no quiero dárselo. Por que no tengo motivos para la infelicidad. Ella esgrime sus argumentos pero no entiende que a mí no me valen, que no pienso llorar por eso, que estoy demasiado acostumbrada a esas ausencias, a la disfuncionalidad familiar o la, en ocasiones, incomprensión generalizada.
Y, ante mi exacerbada racionalidad, lo que está haciendo es coger todas las penas menores que encuentra y echarlas en un solo puchero, a ver si con la suma de pequeñas partes... y eso tengo ahí, un potipoti que intenta presionar para abrir la caja de los truenos y que me centre en esa parte que estoy reprimiendo, esa a la que no quiero prestar atención, pues no la merece.
Que quizá debería, porque si al final se desborda se convertirá en marea... pero el poco amor propio que me queda opina que no.

6 de abril de 2015

- 900 -


Esta es la entrada 900 de este blog.
Sé que los hay por  ahí con muchas más, también los hay mucho más brillantes-entretenidos-creativos-divertidos-artísticos-reseñables-autobiográficos-bonitos-largoetc.
Pero este es el mío, mi pequeña criatura y me alucina lo grande que está ya. Supongo que en gran medida se debe a que sigo sin entender qué me encontráis.
También porque tal vez no haya sido tan constante con nada en mi vida. No me lo atribuyo como mérito, un... no sé... noventa por ciento de esta insistencia mía con el blog se debe a obsesión y a la necesidad de exteriorizar de algún modo a las múltiples voces que pueblan mi cabeza. El otro diez puede que sea algo de voluntad y exhibiscionismo.
Por aquí ha pasado mucha gente y a algunos se los echa francamente de menos, pero estoy más que acostumbrada a las ausencias y solo unas pocas escuecen de vez en cuando. También añadí a un par de personas a mis relaciones elípticas (los que vienen y van) y esas aún duelen pero estoy en ello. He conocido gente maravillosa que me ha enseñado mucho y otros que me dan un amor cuya razón de ser aún no comprendo del todo, como mi queridísimo viejito.
A todos, los que vinieron, se fueron y especialmente a los que se quedaron, os doy las gracias.

5 de abril de 2015

Los principios asustan, los finales son tristes y es lo de en medio lo que realmente vale la pena.


Ningún proyecto puede serlo eternamente, tarde o temprano debe terminar. Por ejecución o desistimiento, pero no puede perdurar de forma indefinida.

Cuando te lleva mucho tiempo concluirlo, llegar al fin, produce una sensación ambivalente y contradictoria. Tener al fruto de tu esfuerzo entre manos, tu retoño, por fin con cara y ojos, listo, hecho, es inmensamente satisfactorio. Pero, a la vez, aparece el vacío. ¿Y ahora qué? ¿En qué invertirás tu tiempo? ¿Qué otra cosa podrá ocupar tu mente cuando necesites la evasión?

Quizá lo único peor sea que se quede a medias, paralizado, en suspense. Eso crea un sentimiento de tristeza, de abandono, dificil de aceptar, una enorme sensación de incumplimiento, en especial cuando no depende de ti y tú odias dejar las cosas inacabadas. Tal vez la moraleja debería ser la de no embarcarte en nada con nadie más. O quizá sea que los cantos de sirena, a veces, llegan con demasiada intensidad.

4 de abril de 2015

We're just strangers with some memories


Suponía que él aún no había aprendido que hay cosas en la vida que han de ser ciclón, tormenta y vendaval, que no pueden ser de otro modo. Que creía que podría hacerla dejar atrás su ciclotimia, es más, que creía haberlo conseguido. Antes eras, ahora eres... le decía, pero seguía siendo la misma. Solo que se pintó el rostro de otros colores, puede que quisiera creerse que podía cambiarla o quizá, solo le engañó, como a tantos otros antes que a él. Porque eso era lo que hacía. Eso es lo que sabía hacer cuando su realidad no gusta. Era una show woman, adivinaba qué quería el público y se lo daba. El problema fue que se quiso creer su mentira, la que nunca dijo pero iba implícita en toda palabra y acto suyos: que con él no harían falta máscaras. Mientras la pintaba de unos colores que no eran los suyos. Colores que la convirtieron en una payasa triste con el maquillaje corrido y descascarillado.

Pero no pasaba nada, show must go on, my dear friend, se decía.
Así que, eligió sus colores, el blanco y el negro, donde no cupieran las dudas, y el rojo pasión y ciclón. 
Y, aunque quizá por siempre más algunas canciones la desgarran por dentro al traerlo a su mente, decidió seguir adelante.

3 de abril de 2015

Firmé mi Guerra y Paz particular.


El monstruito anda loco de contento. Cuando está así se parece a un gato más que a un demoniejo.
Corretea, pega brincos y, cuando se relaja se me sube al hombro y ronronea (o me enreda la cola al cuello si cree que me estoy descantillando).
Siempre he tenido y sospecho que tendré esta relación amor-odio con él.
Es lo que tienen las obsesiones.
Controladas pueden ser algo muy beneficioso: como motor motivacional son de lo más efectivo, suelen conllevar -al menos en mi caso- una gran búsqueda y absorción de información que me convierte en una secreta experta en su materia y aportan una satisfacción casi infinita cuando las llevas a cabo.
Lo malo es cuando se descontrolan y toman el mando, porque igual que has obtenido los conocimientos adecuados, tienes los inadecuados que pueden nublar tu juicio llevándote por sendas oscuras, te arañan y muerden cuando no cumples con ellas y te pueden llegar a desesperar (a parte de enfrentarte al mundo, por lo general).
Sé que mi mente está enferma en cierto sentido y que algunas de mis conductas pasean en la fina línea entre lo normal y lo patológico, pero ya son muchos años y mi monstruito y yo nos conocemos demasiado, por lo que sé distinguir cuando está envenenando mis ideas, sacando las uñas y los cuernecitos diablescos o cuando está colaborando en un proyecto común.


2 de abril de 2015

A little big pleasure


Supongo que quizá no esté bien, en las fechas que estamos, hacer apología de lo material.
También que podríais, supongo, llamarme materialista, capitalista, consumista o superficial.
Pero tengo que decir que me he comprado un coche nuevo y que lo que llego a gozar conduciéndolo es casi impúdico.
Porque supongo, digo yo, que cuando uno estrena coche siempre es toda una experiencia.
Creo que debería de añadir que, para más inri, es el coche que siempre quise tener.  
Además, es que el que dejé atrás (con bastante pena pero poco remordimiento, confieso) cumplía trece años este octubre y el nuevo cumplió un año el pasado diciembre.
Claro, y las prestaciones, los caballos, la amortiguación y el aislamiento no tienen nada que ver.
Y, como a la señorita no le gusta conducir...