31 de mayo de 2013

Si lo vas a hacer, hazlo bien.


Yo cuando hago algo lo hago a lo grande.

Si me doy un golpe en la rodilla no me conformo con un moretón, no, me la fastidio haciéndome una tendinitis, para al menos un mes y que no le valga pasarse una semana entre algodones, estiradita en el sofá con un cojín debajo, no, ni mimitos con frío, ni con calor, ni masajes de voltaren. 

Si me enfado me cojo unas rabietas de órdago, últimamente dicen que hasta me pongo colorada, aunque reprimo mi lengua viperina, me callo y espero a que se me pase, eso sí.

Si lloro lo hago a lo grande, con hipo, hasta que me duela la cabeza y me de el agotamiento. Y al día siguiente amanezco convertida en un sapo o la perdedora no amoratada de un combate de boxeo.

Si me implico en mi trabajo me pueden dar las ocho enterrada entre pilas de papeles sin apartar la vista de la pantalla o esperando a que el jefe acabe de hablar por Skype.

Si algo me gusta me obsesiono hasta que lo exprimo al máximo, a no ser que no pueda, en cuyo caso se queda para siempre rebotando cíclicamente en mi cerebro.

Si me meto en un lío me meto hasta el cuello. 

Si leo un libro lo devoro y si me gusta una canción la escucho (la pillo llorona) una y otra y otra vez hasta que me aprendo letra, pausas, entonadilla y gorgoritos. 

Si me implico, lo doy todo.

Por decir algo.

30 de mayo de 2013

Independencia


Los 30 de mayo los celebro, pero es una fiesta silenciosa, una que tan solo yo (y mis yos) conocemos.
Es un día importante pues fue el principio de fin o el comienzo del resto de todo... no sé, un día sumamente decisivo.
Un día en que tomé la decisión más dura, difícil, dolorosa... pero acertada, sensata y consecuente de mi vida.
Y eso es lo que se celebra en villa Ficticia todos los 30 de mayo: mi independencia.
Mi deseo de vivir.
Mi voluntad de intentar ser feliz pues lo único importante en esta vida es eso: intentar ser feliz (llámenme hedonista, si quieren). Porque no importan los conflictos internos, ni las sacudidas de la vida, nada importa si eres capaz de romper las barreras que tú misma te has puesto -las peores, las psicológicas- y salir corriendo. Si consigues reunir las fuerzas suficientes para decir "No, se acabó". Siempre, por siempre, sabrás que fuiste capaz de vencer, que ganaste una de las peores guerras y eso, por supuesto, da confianza y fuerza. Sabrás que no, no eres tan débil. Que tienes poder y derecho de decisión. Que no eres un bien de consumo. Que tu corazón, tu cuerpo, tu mente, tus sensaciones, tus sonrisas, tus llantos, tus manos, tus ojos, tus guiños, tus malas caras, tus labios... que todo, todo eso es tuyo, para darlo a quien quieras, como quieras, cuando quieras y en la medida que quieras. Que nadie puede reclamarte, pues quien no sabe guardar lo que tiene, lo pierde.

29 de mayo de 2013

Me crecen los enanos


En el trabajo, a montones, ya lo digo yo...

No hay forma de que logremos ponernos bien al día y, cuando parece remotamente que lo vamos a conseguir, explota una mina oculta en algún lugar por uno de los dichosos enanos que vienen de noche y las depositan por ahí.

La última es un problemón de la virgen y, como no pasemos un poco del tema (que al igual) o mi jefe me haga mucho caso (por lo que rezo), me van a mandar de viaje de trabajo muy lejos, mucho, durante un tiempo indefinido entre una semana y un mes, aproximadamente, a un lugar donde no conozco a nadie más que al director regional (y que no me cae especialmente bien) y por donde no saber ni siquiera hablo el idioma predominante.

En fin, esperemos que mi jefe confíe en mí (aunque arreglarlo desde aquí me supondrá un sobre trabajo brutal) y me permita hacerlo desde aquí y, si no, que Dios me pille confesada y con una buena conexión a internet!!!

28 de mayo de 2013

'Cause when you showed me myself, you know, I became someone else



I know I would apologize if I could see in your eyes
'Cause when you showed me myself, you know, I became someone else
But I was caught in between all you wish for and all you need
I picture you fast asleep, a nightmare comes, you can't keep awake 
In The Sun -Coldplay feat Michael Stipe-

Lo trágico y hermoso de conocer gente especial, personas increíbles de las que casi te hacen creer que debe existir un destino, una providencia, algo que, milagrosamente, decida uniros en el espacio tiempo de algún modo, haceros coincidir en esta masa de personas que habitan el mundo, entre tantos millones de seres humanos... pues a veces parece simplemente demasiado increíble que pueda existir alguien tan acorde a ti... lo malo de eso, de esa magia, es que te transforma. 
Nunca serás la misma y lo sabes desde el momento en que intercambias la primera palabra, te dejas robar la primera sonrisa y arrancas una leve carcajada. 
Desde ese primer instante lo sabes, pues tú nunca olvidaste a nadie.

27 de mayo de 2013

La vida no es más que la deriva de pequeñas locuras.


Es tan fuerte darte cuenta a tu edad (jajaja) de que sigues siendo tan tonta como siempre, una niña tonta, tonta, tonta que se cree muy racional y muy adulta... 
Pero que esto te golpee de repente -a lo revelación mariana, otra vez- caminando por la calle camino del trabajo bajo un cielo preciosamente encapotado y, en lugar de molestarte o asustarte lo suficiente para salir por piernas, te haga entrar ganas de reír es realmente (preocupante) sorprendente.
Supongo que las mariposas han vuelto pero están un poco histéricas.
Todo va bien.

26 de mayo de 2013

Save me from myself



Ven, ven conmigo.
Desnúdame que yo te desnudaré a ti.
Descubramos estas pieles que ya tanto se conocen.
Ya que ni tú comprendes ni yo puedo explicarte de dónde procede esta negrura que a veces me envuelve, no lo intentemos. Solo dame olvido.
Reduce mi mundo a cuerpo, lengua, músculos, piernas, manos, glúteos, placer, humedad, dureza, saliva, calor, tensión, carne, explosión.
Obnubílame. Acalla mi mente.
Déjame aferrarme a tu cuerpo con uñas y dientes.
Sálvame de mí misma.
Hazme sentir viva. 

25 de mayo de 2013

Todo es culpa de la luna, cuando se acerca demasiado a la tierra todos se vuelven locos.


Hoy le pasa algo a las mariposas. No sé el qué. Están ahí, quietecitas, preciosas al sol, de vez en cuando sacuden despacio las alas, pero no revolotean y desconozco porqué.
Lo he sabido al despertar, como el latido sordo detrás de un ojo antes de una migraña o el abotargamiento previo a una gripe... es un vacío, una sensación en la boca del estómago... sí, pintaba como uno de esos días.
Y no les reprocho nada, merecen un descanso, es normal que las pobres se cansen de luchar contra mi desánimo, han escogido una ardua tarea...
Ha habido un momento, un rayo de sol a media mañana, pero demasiado breve para reavivarlas y es que el sol también tiene sus tareas que atender, no puede dedicarse siempre a calentar tu piel, así que ni siquiera te has molestado en dedicarle una mirada triste para reclamar algo más de su preciosa atención.

Hoy te toca a ti sola (pruebas que aparecen en el camino?), sin mariposas, astros benevolentes o animalillos varios (lobos... gatos...) que te rescaten. Hoy corre de tu cuenta no dejarte vencer.

Fomentando asperezas


Nada como tener sueño pero no poder dormir por las fiestas del barrio para sacar la parte más antisocial de ti.
No basta con que esta tarde haya habido un "correfoc" que parecía que estuviéramos en la guerra, calles cortadas, etc, etc, etc.
No, tienen que bombardearte en tu casa con toda esa música que te hace entrar ganas de... de yo no sé qué y no basta hacerlo media tarde y parte de la noche, no, hay que seguir hasta una hora indeterminada de la madrugada. No importa que tengas sueño. Que con el "tacata" (si habéis tenido la suerte de no escucharla no lo hagáis!!!!) te parezca cada vez mejor opción la aniquilación de la especie... o que tiren de viejas glorias como el torero de Chayanne y el ineludible Paquito el chocolatero.
Si ya lo dicen las abuelas, no pasan más desgracias porque Dios no quiere.

23 de mayo de 2013

Live is beautiful that way...


Lo bello que es vivir -Noa y Miguel Bosé-

Yo al verte sonreír, soy el niño que ayer fui.
Si yo velo por tu sueños el miedo no vendrá
y así sabrás lo bello que es vivir.
Caen mis lágrimas al mar, tú no me verás llorar.
Y es que sólo tu alegría amansa mi dolor
y así yo sé lo bello que es vivir.

Sí, mi corazón siempre estará donde esté tu corazón
si tú no dejas de luchar.
Y nunca pierdas la ilusión, nunca olvides que al final
habrá un lugar para el amor.
Tú no dejes de jugar, no pares de soñar.
Que una noche la tristeza se irá sin avisar
y al fin sabrás lo bello que es vivir.


22 de mayo de 2013

Cada luna es distinta, cada luna tiene su propia historia... dichosos los que pueden olvidar su mejor luna.




Vamos mi lobo triste a ahuyarle a la luna. 
Ambos sabemos que incluso los lobos solitarios como nosotros, necesitan compañía algunas veces y esta noche parece la idónea. 
Vamos, contémosle a nuestro astro favorito esas cosas que nos apenan, que nos pesan, que añaden cemento a nuestros zapatos como tú dices manteniéndonos pegados al asfalto. Desahoguemos nuestros pesares.
No me importa llorar contigo, si la pena me puede y vence incluso a mi cinismo, me abrazaré a tu cuello y dejaré que seques mis lágrimas con tu cálida lengua.
Si es a ti a quien la vida golpea con fuerza te ofreceré mi regazo y, cuando te cobijes en él, pasearé mis dedos por tu pelaje, despacio, masajeando tu piel, hasta que el dolor pase. 
Prometo no asustarme cuando la realidad te enfade y te convierta en un lobo feroz, es cierto que impones cuando muestras tus largos y afilados dientes, pero aprendí a no temerte, sabes? 

Contémosle también nuestros sueños e ilusiones, esos que cada uno de nosotros sabe que jamás podrá cumplir pero que alimentamos de todos modos, porque para soñar no hace falta ni un ápice de realidad. Háblale a la luna plateada de esa profesión que te gustaría ejercer. Cuéntale que te encantaría visitar esa ciudad y yo te explicaré cada rincón, te relataré cada uno de los recuerdos que atesoro de ella para entretenerte hasta que tú mismo puedas ir. Te explicaré en qué callejuela me gustaría vivir, pues sabes que uno de esos irrealizables míos es mudarme allí. 

Dile porqué no duermes, qué es lo que atosiga tus noches ya que a mí no me lo cuentas. Y solo por ésta, querido lobo mío, apoya tu cabeza en mis rodillas, cierra los ojos y descansa, sigue a Morfeo hasta su ficticia realidad donde todo se puede, donde no hay límites, obligaciones, dolor, ni debilidad, deja que te envuelva en sus brazos. Llegó la hora de descansar, deja que otros cuiden de todo mientras tú duermes, que otros, quizá una gata callejera, se preocupen y carguen con el peso del mundo por esta noche. 
No temas a la inconsciencia, mi bonito lobo castaño, recuerda que por esta noche yo velo tus sueños y cuido de ti, nada te hará daño.
Duerme, mi lobito, duerme feliz.
Que por esta noche, Ficticia mantiene un ojo abierto y vigila por ti.

21 de mayo de 2013

El ginecólogo


Revisión anual, toda mujer debería y con tus antecedentes, con más motivo, tu única vena hipocondríaca lo agradece.
Pedir hora ya es todo un desvarajuste de agenda, porque hay que hacer muchas cosas antes.
Primero la concienciación psicológica, a ver, por mucho que siempre vayas al mismo, no deja de ser un desconocido que te ve, toquetea y soba tus partes pudientas y una... tiene su pudor.
Pero en aras de la salud, la precaución y la paz interior el consenso es generalizado (ni siquiera tu "yo" más tímida se opone): hay que ir.
Tienes la cita. Perfecto, entonces se inicia un despliegue que ni para una cita con clasificación de great expectations!
Bueno, llevada a cabo la puesta a punto te presentas en la consulta. Esta vez te acompaña tu chico, no sabes muy bien porqué pero ha querido venir. Os sentáis en la sala de espera, que es una de esas salas de espera anodinas, grises, con sillas alineadas a lo largo de las paredes que obligan a los presentes a observarse: ellos, acompañantes visiblemente incómodos, ellas, mirando a cualquier parte menos a las compañeras de fatigas. 
Eres la segunda en pasar a la consulta dejando a tu chico en la sala de espera, parapetado tras su periódico.

Entonces te reencuentras con ese hombre al que solo ves una vez al año, si todo va bien, pero que sabe más de ti que tu padre (y más te vale que sea así, por la cuenta que te trae, que tu padre tonto no es, pero hay cosas que mejor no contarle bajo ningún concepto). Te tiende la mano y se la estechas pensando que es de lo más ridículo un saludo tan formal con un hombre que en menos de cinco minutos estará literalmente entre tus piernas... acordándote de la broma que te hace siempre Dani de que al urólogo y al ginecólogo habría que decirle "Pero dame un beso o algo antes" pero bueno, te sientas. 
Preguntas de rigor: molestias, anticonceptivos, relaciones, pareja, estado general... Y, lo dicho, te encuentras contándole tus intimidades a un hombre que perfectamente podría ser tu padre (ronda los 50 y tantos). "Vale, pues pasa y prepárate". 
Te metes tras el biombo, te desnudas a la velocidad del rayo y te enfundas una de esas horrendas batas de papel abierta por delante. Entonces la enfermera, muy amable, te indica que te subas a la camilla (que realmente parece una máquina de tortura), con "el culo bien abajo y una pierna en cada soporte" y tú con la mayor gracia posible te encaramas al cacharro. 
Ella, muy amable, te coloca una especie de toalla cubriéndote... pero hacia ti... con lo cual tú piensas si lo que hay que tapar está al otro lado... en fin, que ahí estás tú, en el potro de tortura, con los encantos expuestos, cuando el doctor se coloca en posición y comienza La Exploración. 
La enfermera, que cada vez tengo más claro que está ahí más de apoyo moral que de otra cosa, no sabe dónde mirar, tú miras al techo por simple cuestión de comodidad y el doctor... bueno, mira donde tiene que mirar y tú, que en momentos tensos tiendes a la risa floja, vas entonando mentalmente "no te tenses, no te rías, no te tenses, no te rías..." lo cual te hace tener más ganas de reír, claro está, pero estoicamente te controlas. 
Él va relatando lo bien que está todo, lo cual es un alivio, pero entonces te dice "ahora no aprietes", ves cómo coge esa cosa horrible llamada espéculo y tu cuerpo reacciona como debe: aprieta. Y está frío, esa cosa que siempre me recordará al pico de un pato, siempre está frío y, claro, no te tenses... el doctor hace lo que tenga que hacer cogiendo una muestra de algo que prefiero no saber cómo, molesta, duele un poco, así que mejor no preguntar. 
Luego se hunta los dedos enguantados en lubricante lo cual en otro contexto sonaría genial, pero no, en este no... y mete los dedos, y aprieta por arriba y palpa por dentro y no hace daño pero casi. 
Y no, no hemos acabado, lo ves blandir una cosa que no puedo describir sin hacer alusión a un dildo blanco y muy largo y ¿dónde podría ir ese instrumento? Dentro, claro que sí. Pero esto aún mola porque te hace mirar a la pantalla de tu derecha y te va indicando, "eso es tu útero... eso tu ovario izquierdo... todo bien... y ese... el derecho..."  y en esa masa blanca, negra y gris ves aparecer formas extrañas y te hace cierta gracia pensar que es tu interior y que ahí dentro, algún día, habrá algo más. Aunque desechas enseguida esa idea. 
Después te hacen sentar, la solícita enfermera cuida de que al liberar las piernas no pierdas el equilibrio en el borde de la camilla y aterrices de culo a los pies del doctor. Entonces te explora el pecho, vamos te pega un meneo que lo flipas. Todo bien. Perfecto. Sana como una manzana.
Él se va, vuelves tras el biombo y recuperas tu ropa. 
Te sientas de nuevo frente a su escritorio, aliviada pues todo va bien y con esto eres super-hiper-mega-hipocondríaca, con nada más, pero con esto sí (tus motivos tienes).
Te resume lo que te ha ido contando in vivo, te recuerda que no te asustes si la carta de la citología pone algo raro (a lo que no te ríes de milagro) y te despide con una palmadita en la espalda, hasta el año que viene.

20 de mayo de 2013

Experimentar es un buen camino al conocimiento


Hoy me he convertido por un momento en una niña traviesa y pelirroja, con trenzas y pecas.
Me he escondido tras un matorral de los que pueblan mi mente y he espiado a las mariposas revoloteando por doquier, tan inocentes, bonitas y ajenas a todo, sobre todo ajenas a mí, que armada con un tirachinas las vigilaba.
He elegido una al azar, la víctima perfecta, y le he dado de lleno, sólo por ver lo que pasaba y he descubierto que duelen, a lo grande.
No la he matado, ha sido un golpecito de nada y se me ha abierto un boquete en el costado, de esos que conozco tan bien. De los que me dejan fría e inerte.
La he tomado en mis manos presa de la culpabilidad y tras un mordisquito de reproche ha echado de nuevo a volar, fresca como una rosa.
Está bien saberlo para irme preparando, para tener claro a qué atenerme. Porque ahora lo veo sin ninguna duda, el día que se vayan o se mueran, lo que sea que les pase... voy a sangrar, a lo grande, también.

19 de mayo de 2013

Pain makes people change...

...also happiness can do.



La vida es una puta, eso todos lo sabemos, pero por mucho que reneguemos de ella no podemos negar que enseña.
Puedes creer que sabes de qué va la vida, que acumulas experiencias (propias y vicarias), que te conoces mucho pues ya desde muy joven has sido una chica dada a la introspección. A pesar de no ser mucho de certezas, puedes acumular alguna que otra, pues tienes muy claras algunas cosas. 
Pero la vida enseña y un buen día te encuentras cuestionándote alguna de esas creencias inamovibles que poseías. 
Planteándote cosas que jamás hubieras creído posible plantearte. 
Te das cuenta de que otras que asegurabas imposibles, no lo eran tanto. 
Viendo aparecer en tu mente ideas intrusivas que te perturban pues chocan de lleno con tus más firmes convicciones.
A veces por ti misma, a veces ayudada por otros, vas descubriendo cosas, como que volver a confiar es posible, que a veces bajar las barreras va bien y te da miedo, vamos, te aterroriza, pero descubres que tienes la capacidad de dejar tus miedos en un segundo plano (en algunos aspectos), que tú eliges hasta dónde les dejas condicionar ciertos aspectos de tu vida, y que, a pesar de ellos, puedes disfrutar de cosas como la amistad que, sin confianza, es algo más bien vacío. Que es genial poder volver a disfrutar de la sensación de estar subida a una nube sin que el miedo a su inconsistencia -y tu consiguiente precipitación al vacío- te estropee el momento.
Puedes querer a muchas personas y de muchas formas diferentes, sin que se contradigan entre ellas. 
Y vuelves a abrazar para sorpresa de muchos y ves que no pasa nada, que tu padre se ríe y tu hermano te devuelve el abrazo llamándote de esa forma que tanto te gusta en él, por ejemplo.
Y descubres que sigues siendo esa chica tímida y tierna, que puedes serlo y que no todos se intentan aprovechar de ti por ello, que ese escudo no te hacía falta, aunque claro no hay que ser tonta tampoco, pero para eso tienes a tu parte racional y a tu pelirroja iracunda, en caso necesario.
Que aunque el equilibrio sea difícil, muy difícil, parece que tus yos han encontrado una forma de coexistencia (la división en feudos parece funcionar!) que te está haciendo tontamente feliz y sabes que no durará para siempre, pero no importa, ni un ápice. Por ahora las mariposas siguen aleteando y eso es cuánto importa, te están enseñando cosas, algunas muy importantes y eso es lo que cuenta.

18 de mayo de 2013

Preguntas que me hago y para las que no tengo respuesta.



@ ¿Porqué, cuando estamos tristes, lloramos? ¿Qué proceso fisiológico o químico lo provoca? La duda es extrapolable a la risa.
@ ¿Porqué la piel de la cara no se pone de gallina?
@ ¿Porqué, cuando te haces una radiografía, no puedes llevar nada metálico donde va la placa pero sí en una zona cercana? ¿Qué pasaría si me hicieran una de tórax con el sujetador puesto?
@ ¿Porqué, en general, los hombres rehuyen coger a los bebés recién nacidos o muy pequeños, mientras que a una mujer -en general- le falta tiempo para alargar los brazos? ("Instinto" no me sirve como respuesta).
@ ¿Porqué el chocolate es sustitutivo del sexo, pero el sexo no es sustitutivo del chocolate?
@ ¿Porqué, depende de donde esté de la ciudad, se ve el mar más alto que la línea de la playa?
@ ¿Cómo se mete el aire en la pleura? ¿Cómo lo sacas para que deje de doler?
@ ¿Porqué se nos hacen dos hoyuelos al final de la espalda?
@ ¿Porqué nos resulta tan rara nuestra propia voz al oírla grabada?
@ ¿Tienen las hormigas un ruidito característico, como el cri cri de los grillos, que el oído humano no puede oír?
@ ¿Cómo dejo de ponerme colorada? ¿Eso se puede controlar?
@ ¿Caen rayos en el mar? Si es así... si cae uno y tú estás dentro, ¿te electrocutas?
@ ¿Porqué cuando como helado se me enfría la nariz?

17 de mayo de 2013

You'll never get to heaven if you're scared of getting high


Me elevo por encima de todo.
Me poso en mi cuerda floja particular y observo el mundo.
Bailo con un pájaro raro, sobre la punta de los dedos de un pie, a incontables metros de altura.
De vez en cuando miro abajo y dejo que el miedo me embargue, solo un instante.
Sé, que si me caigo, el golpe será temible.
Pero confío en que haya algo que me haga de red.
Tampoco me preocupa mucho, ahora lo que quiero es bailar en mi cuerda.
En este cable impreciso, delgado, electrizante.
Disfrutar de este momento.
Dejar abajo las preocupaciones, las obligaciones, las decisiones por tomar.
Solo ser.
Ser yo misma o como quiera.
Dejar latir al corazón y organizar a la razón.
Disfrutar de su tregua.
Lo que quiero es quedarme aquí arriba y danzar sobre el abismo.

16 de mayo de 2013

Your mind is playing tricks on you my dear



A veces pasan cosas, de esas que no te gustan.
De esas que hacen que alguna puerta en tu interior se abra liberando monstruos de extraños ojos, fantasmas de cadenas ruidosas y otros seres sobrenaturales todos vestidos de miedos, frustración, inseguridad e incomprensión.
Los sientes agitarse, reptan por las paredes, saltan... y por un momento sientes la tentación de dejarte llevar, asustarte, preocuparte, molestarte, calentarte la cabeza, en resumidas cuentas.
Pero... tus mariposas se agitan, te recuerdan que tan solo depende de ti, que tú eres quien toma la decisión de sucumbir a ellos o de mirarlos, así que decides seguir ese consejo que siempre te da tu lobo triste y relativizas. Dejas ir a las mariposas que se entremezclan con los miedos, los observan y, en lugar de huir despavoridas, juegan con ellos. No ignorándolos pero tampoco alimentándolos. Limitándose a mirarlos tratando de comprenderlos y conocer su origen.
Dejándolos pasear un poco, tomar el aire hasta que se cansen y vuelvan cada bicho a su agujero.

15 de mayo de 2013

El proceso de creación es un proceso de entrega y no de control.

De todas las virtudes que podemos aprender no hay otra característica más útil, más necesaria para la supervivencia y con más probabilidades de mejorar la calidad de vida que la capacidad de transformar la adversidad en un desafío que pueda proporcionarnos disfrute.
Mihály Csíkszentmihályi



El proceso creativo siempre es placentero, crees lo que crees, ya sea un texto, una fotografía, un dibujo o inventar un proceso, hacer que algo funcione, no sé a qué se debe, si al acto en sí mismo de crear, al gesto de poner algo donde antes no había nada, algo hecho por ti.
Yo suelo ser más del impulso, como con el blog: ponerme ante la pantalla sin una idea establecida y dejar que los dedos vuelen por el teclado. Pero aún así es divertido cuando lo haces con planificación, crear composiciones, ver cómo en tu mente se dibujan de repente veinte posibilidades distintas sobre algo y el reto que supone intentar conseguir plasmar lo que tú imaginas, lo que tu mente ha ideado sobre un papel en blanco, una imagen o con palabras para lograr transmitirlo, compartirlo, hacer partícipes a otros de tus ideas. Es entretenido.
Disfruto mucho de ello, me resulta muy divertido y no sé, de un tiempo a esta parte he comenzado a valorar los retos. Nunca me habían gustado especialmente, mi espíritu de superación nunca ha sido muy elevado ni había sido una mujer de retos o desafíos, sin embargo aquí me encuentro, aprendiendo a disfrutarlos, valorarlos, a comprender cómo te hacen crecer.
Te planteas algo, quieres conseguirlo y tienes que conseguirlo es así de sencillo, buscas los medios y la forma, vences los miedos e inseguridades, te planteas exactamente cómo lo quieres y luchas por ello. Y oh cómo lo consigas! Qué deliciosa sensación!
Es otra parte de mí que estoy explorando, otro tipo de introspección, supongo, al margen de la que me tengo acostumbrada y resulta interesante ver cómo evolucionas, cómo avanzas, cómo los pequeños triunfos te hacen crecer.
Formar parte de un proyecto común, ya sea en un trabajo o en una relación de cualquier tipo (una amistad, un grupo, una pareja...), unirte con alguien en un objetivo común, sea cual sea, es hermoso.

11 de mayo de 2013

So hold on, hold on to what we are... hold on to your heart


Ay mi amor... los días como hoy me vuelves loca.
Tanto tiempo juntos y aún hay días en que todo parece el comienzo. Sigo sintiendo la magia.
Adoro retozar contigo, medio desnudos, en la cama.
La forma en que te empeñas en seguir acariciándome de esa manera que tan poco me gusta, cabezón.
Tus rodillas huesudas clavándose en mis muslos jamoneros.
Esa mirada de niño que tienes.
Tu piel blanco nuclear, tan inexplicablemente suave.
Esa tontería que dices de mis pechos cuando estoy tumbada boca arriba.
Las cosquillas que tienes por todas partes.
Las bromas de siempre que, a pesar de repetidas hasta la saciedad, siguen haciéndome reír.
Cómo te fascina verme cocinar y la cara de concentración que pones cuando lo haces tú, cómo verte echar la cebolla troceada a la sartén puede hacer sombra al propio CERN y sus experimentos sobre la materia.
Verte disfrutar de lo que yo he cocinado, saborear mi comida.
Me encanta caminar por las calles de mi ciudad cogida de tu mano, con un par de dedos entrelazados.
Que al llegar a un semáforo hundas la nariz en el hueco de mi cuello.
La forma en que me relatas noticias, que me cuentas esas cosas que sabes que me devuelven un poquito de fe en la humanidad, como que el otro día te encontraras un atasco en la autopista porque había unos patitos cruzando de un lado a otro, moviéndote como un patito sin que te importe la gente que nos rodea.
Cómo escuchas estoicamente mis historias (sobre todo de trabajo) y que no te pongas nada celoso cuando te hablo de otros hombres, como mi gatito.
Que me acaricies la rodilla cuando te digo que me duele.
Poder charlar contigo de temas importantes, trascendentales, como quien decide si comprar peras o naranjas.
Verte desnudar para meterte en la ducha, tu cuerpo perfecto.
Que huyas de mi mirada voraz y mis manos traviesas riendo como un chiquillo.
La cara que pones conteniendo la risa cuando te digo que, a la que salgas por la puerta, voy a llamar a mi amante "el rubio" para que me caliente la cama hasta que tú vuelvas de tu noche de chicos.
Por eso, entre otras cosas, te quiero pequeño.

10 de mayo de 2013

... y pensar que las cosas podrían ser así...


La ideas se agolpan en mi cabeza, se me atascan como cuando se te ahogan las palabras en la garganta y solo eres capaz de mirar al que tienes delante y no puedes decir lo que quieres, lo que necesitas... y mis dedos se pasean por el teclado mientras observo al puntero parpadear, insultándome, riéndose de mí, como retándome, pues me he descubierto muy torpe para expresarme, incluso por escrito.
Por ejemplo no sé cómo contar que no estoy acostumbrada a tantos colores. Para mí todo suele ¿solía? ser más bien gris, negro, blanco o muy rojo de ese rojo oscuro del vino y de la sangre, pero no de este arcoiris que me puebla últimamente. No sabía que el verde podía llegar a gustarme tanto, el verde y el marrón, colores que había detestado casi toda mi vida y aquí están, presentes todo el tiempo en mi día a día. No creí que existiera tal gama de tonalidades, que yo pudiera llegar a distinguir entre canelo, latón, pardo y castor o entre helecho, clorofila, espárrago y oliva... y todo esto es culpa de las mariposas que me hacen verlo todo de otro modo.

Y tengo miedo, claro que sí, tengo miedo, de que se vayan (en el fondo sigo siendo yo y yo soy depresiva... y no volveré a hablar sobre la finitud) y me dejen otra vez con mis cuatro colores originales que también tienen matices, matices que conozco muy bien, pero no quiero volver a solo ellos, no después de haber descubierto este universo de color... pero no me aferro, solo dejo venir al miedo, lo miro y acepto, pero como no le hago mucho caso, al final se va. Sabe que he decidido disfrutar de lo que tengo mientras lo tenga, al máximo y que eso es lo importante, sentir el placer de esta no tan tonta felicidad que me ha tomado. Seguir llenando ese cofrecito de recuerdos, sensaciones, palabras y regalos. Colocando mis tesoros con mimo y cuidado en su fondo de terciopelo vermellón, guardándolos con cariño, todo el tiempo que pueda, todo el tiempo que mi memoria me deje.

7 de mayo de 2013

...perdón si alcancé el punto bueno de mis locuras.


Lo bueno de alimentar a las mariposas es que hacen que nada más te afecte.
Ni las 13 horas de trabajo inconcluso.
Ni las noticias que te apenan por otros.
Ni los enanos peleones que no dejan de atosigarte (y sí, reproducirse).
Ni salir a las 21 y pico del trabajo, para encontrarte con que la grúa se ha llevado tu coche.
Si ni siquiera eso te arranca un par de tacos, una maldición o una lagrimilla frustrada... significa que vuelas. Muy alto, de una forma suave, como caminar a un par de palmos del suelo, como encontrarte en tu propia nube, como sentir que nada -al menos externo- podrá estirarte de un pie y golpearte contra el pavimento o que, aunque lo hiciera, seguirías adelante con una sonrisa y silbando una canción.

6 de mayo de 2013

A este ruido tan huérfano de padre, no voy a permitirle que taladre a este corazón podrido de latir


Querido fantasma... ay chico, no hay forma de olvidarse de ti!
Ya seas tú solo que regresas en tu forma corpórea siempre en los momentos menos oportunos o tus recuerdos que se cuelan en mi mente por asociaciones que a veces no comprendo u otros que me hacen hablar de ti...
No sé qué es.
Pero vuelves.
Quizá es porque es mayo... y ya sabes lo que mayo significa.
Pero no hay forma de enterrarte.
Y me gustaría, no creas, meterte en una caja de pino, cavar un buen hoyo y dejarte ahí, bajo unos cuantos metros de tierra húmeda, compacta y marrón, para el resto de los tiempos, pero no.
Te escapas, te las apañas para reaparecer.

Lo bueno es que no dueles. Y ese es uno de los mayores triunfos de mi vida.
Poder pensar en ti sin que duelas.
Haberte perdonado.
Que lo malo sea un "más de lo mismo" y lo bueno me haga incluso sonreír.

Porque sí, quisiera enterrarte para los restos, pero no puedo negar que hubo cosas buenas, muy buenas.
Y las celebro, entre otras cosas, porque si no hubiera existido todo lo bueno significaría que yo era aún más boba de lo que fui.
Pero no, querido fantasma, mientras duró lo bueno, durante aquel maravilloso año y pico, fuiste increíblemente genial. Después... bueno, demasiado he hablado de ello.

Así que, ¿sabes qué, fantasma?
Hoy, después de un día pésimo, de humor agriado y pocas risas, de que me crezcan los enanos hasta debajo de la grapadora, esta noche en la que podría estar sumamente agobiada porque mañana será igual o peor... decido no dejarme llevar por esas cosas y, en vez de ser arrastrada por mi autocompasión y el recuerdo, no, hago un hatillo de todo lo malo y lo tiro al fondo de un pozo y con el recuerdo de nuestro infinito, llena de agradecimiento me doy permiso, por un momento, quererte un poquito de nuevo y, aunque ya no lo recibas pues la magia se nos acabó hace mucho tiempo, te mando un beso.

5 de mayo de 2013

Will I ever know how it feels to hold you close?



 I dare you to let me be your, your one and only
Promise I'm worthy to hold in your arms
So come on and give me a chance
To prove I am the one who can walk that mile
Until the end starts

Adele - One and only

4 de mayo de 2013

Baby show me, show me, what's your favourite tip that you wanna use on me...



Dolor. Rigidez. Calambres.
Excitación.

No puedo verle. Me ha vendado los ojos y se ha alejado de mí, no sé dónde está, qué trama.
Pero sé que no está lejos, nunca me dejaría sola así, desnuda, atada, vulnerable.

No puedo moverme. Tengo los brazos entumecidos.
Lo oigo a mi derecha, no poder ver agudiza mucho mi oído.

Siento su mano en una nalga. La acaricia suavemente y muerdo mi labio sonriendo, sé lo que viene.
Doy un respingo cuando me azota. Pica pero me gusta.
Muerdo mis labios reprimiendo los quejidos que ascienden a mi garganta, provocándolo.
Cada vez me da más fuerte, hasta que suelto un gemido.
Satisfecho, acaricia y besa mi piel colorada, palpitante, caliente y dolorida.
Me encanta sentirla así, ardiente, hipersensible. Siento su lengua húmeda degustando el calor de mi piel.


Un piel suave muy suave acaricia mis labios, que se abren despacio para acoger su erección.
Me la mete en la boca, solo un poco, y me deja lamer y succionar el glande a mi antojo hasta que se aburre o excita demasiado como para dejarme hacer y marca el ritmo follándome la boca.
Los ojos me lagrimean por sus embestidas pero no me quejo y aguanto mientras él me utiliza para darse placer. Podría correrse en mi boca pero no lo hace, le encanta follarme y a mí que lo haga. Pasea la yema de los dedos por mi mejilla y acaricia mis labios con los suyos.

Recorre mi cuerpo con sus manos masajeando y acariciándome por allí por donde pasan sus dedos.
Siento su polla en la entrada de mi sexo, juega torturándome.
Le gusta alargarlo, tenerme así, desesperada por tenerle dentro.
Le encanta que lo busque por encima del hombro, pidiéndoselo. Puedo oír su sonrisa en su voz.
Sus manos acarician mis nalgas. Suplico, digo las palabras que él quiere y me penetra con fuerza.
Gimo, él enreda mi pelo en su mano y tira con suavidad echándome la cabeza hacia atrás.
Cada embestida de su cadera contra mis nalgas hace que el dolor de los azotes se reavive y yo me retuerza.
Se afianza sujetándome con la otra mano en mi hombro y acelera el ritmo.
Gimo, dejándome llevar, no le gusta que me reprima.
Desliza una mano hasta mi sexo y sus dedos expertos marean mi clítoris, gimo sin recato y cuando escucha los jadeos que anuncian el clímax se inclina sobre mí y me susurra esas palabras al oído.
Me corro y, al poco, motivado por mis espasmos orgásmicos, se corre él.
Gime en mi oído y sonrío satisfecha. Siempre soy suya pero en ese momento él es mío.
Permite que me tumbe boca abajo y se desliza con medio cuerpo sobre mí, rodeándome con uno de sus brazos. Me destapa los ojos.
Le miro y me mira, pero no decimos nada.

La sumisión... La entrega. Darte. Dejarte en manos de otro.
Qué increíble cuando se consigue.

Cumplir con sus... peticiones, mandatos. Complacerle, satisfacerle.
Me encanta saberme suya, su juguete, su objeto de deseo y de placer.
Simplemente suya.

3 de mayo de 2013

Quan les coses petites se senten tan grans dins del cor...



Pata a pata camina la urraca por la vía del tranvía.
Y yo que la observo, aún somnolienta, mientras espero al autobús, maravillada.
Aquí, en la ciudad, no son muy comunes. Tenemos palomas, hordas de palomas, gorrioncillos, gaviotas, incluso una especie de loros que se escaparon de algún sitio y atormentan a los vecinos de algunos barrios. Pero urracas...
Y ahí está ella, danzando pasito a pasito por el raíl de hierro y no sé realmente porqué pues cada poco parece que resbala y se agita alborotada por la pérdida de equilibrio o pasa un Tram haciéndola abandonar su caminito y, asustada, alza el vuelo hasta el semáforo, donde se posa por encima de coches, motos y autobuses que, milagrosamente circulan sin formar atasco, hasta que pasada la amenaza mecánica, verde y blanca, puede volver a las vías sembradas de césped.
De vez en cuando picotea entre la hierba, ¿un bichito? ¿Una brizna de algo? ¿Algún resto de comida que dejó un humano descuidado?
Subo al autobús y la busco por la ventana, divertida y enternecida por mi propia fascinación ante el ave negra y blanca.

El resto del día es extrañamente luminoso, desconozco el motivo (o quizá es que prefiero no conocerlo) pero todo luce con su propio resplandor. Veo cosas bellas en todo aquel con quien me cruzo, las vicisitudes del trabajo me saben pequeñas, me resulta aún más fácil reír, incluso disfruto de este sol primaveral que hoy ha reinado, de caminar bajo su calor, con la chaqueta colgada del bolso.

Cuando vuelvo a pasar por el mismo lugar, ya de vuelta a casa, la busco, pensando que resulta muy absurdo creer que seguirá allí, siete horas después, para sorprenderme de encontrarla agitando la cola encaramada, esta vez, a una farola. Y, aún más, pues hay otra, no está sola. Lo cual libera mi imaginación que se lanza a inventarles una intrépida historia de amor.

2 de mayo de 2013

Que no, que no me da la gana cortarle a estas maripositas las alas...




Dicen que no hay que aferrarse y yo estoy de acuerdo... pero ¿cómo se hace?
¿Cómo no te agarras como una lapa a aquello que te hace feliz?
Asumo la finitud de todo. De TODO. Lo sé, todo acaba.
Nada perdura.
No hay para siempres.
Y esto, todo lo que para mí hoy es "todo" también lo hará.
 Pero ¿cómo asumes eso?
No lo haces. O sí. Básicamente pasas de largo por esa idea.
Ni la abrazas (permitiendo que te lleve a la locura)
ni la rechazas (fortaleciéndola solo por el miedo que da).
Está ahí, vive contigo.
Disfruta el momento. Vive el HOY.
(Te dices y te dicen)
Y eso haces.
Valoras lo que tienes, mientras lo tengas.
Dejas crecer la ilusión, el entusiasmo.
Te dejas arrastrar por él ya que sabes, quizá precisamente porque se terminará, que todos los momentos son fugaces y eternos, que las palabras vuelan y se olvidan a no ser que las guardes dentro, muy adentro (y por eso las atesoras).Que, por mucho que le temas a la frasecita de marras, es mejor vivir pensando siempre que este día puede ser el último día y que mejor habrá que disfrutar.
Y que nadie, nadie, se murió nunca por una indigestión de mariposillas.

1 de mayo de 2013

Quien bien te quiere te hará llorar.





Eso dice el refranero popular, yo creo, simplemente, que cuanto más cerca tienes a alguien más fácil es que te haga daño. Por eso no dejo que se acerque casi nadie.
A veces te dañan sin querer. Por torpeza. Pero te dañan.
Y haciendo gala de una asertividad poco habitual en ti dices que te han dañdo, explicas el porqué y obtienes una disculpa. Pero a veces no es suficiente, pues en el fondo sabes que lo que ha pasado volverá a pasar, no igual, claro que no, pero parecido. Porque el tacto no está entre sus muchas virtudes.
Y, aunque procuras no hacerlo, no puedes evitar que esto se sume a una cesta que empieza a pesar, una que lleva ya algunos meses llenándose poco a poco. La que hace que te cuestiones cosas. Imposibles posibilidades.
Se te pasará, claro, hoy está monín, atento y cariñoso como el que más para compensar lo de ayer (para evitar que el enfado de un día se convierta en el de dos, según sus propias palabras), pero cada vez que pasa alguna de estas, me sumo en el desencanto y me da miedo, algún día, no saber salir de él.