30 de junio de 2014

It's fine to celebrate success but it is more important to heed thelessons of failure.

Una parte importante de mi adaptación a este maratón que me toca vivir consiste en aceptar que solo tengo dos manos. Que mis brazos miden x cm y que poco más allá puedo abarcar. Que solo diez dedos pueblan mis manos y tan solo tengo una cabeza con la que pensar.
Y, aunque esto parezca muy lógico... no lo creáis niños, no lo creáis.
Para alguien con complejo "hiper-resolutivo" como yo es muy difícil de asumir.

Puedo allanar el camino, puedo maquinar y hacer malabares con el reloj, puedo garantizar todas las necesidades logísticas, materiales y de cariño que esto requiera. Puedo.
Puedo hablar con médicos, trabajadoras sociales y pelearme con un becerro en urgencias. Sí.

Pero, para ayudar a alguien, esa persona tiene que estar dispuesta a dejarse ayudar.
Si no, por mucho que tú estires la mano y el brazo entero, no servirá de nada.

Esa será la lección más difícil. Asumir las propias limitaciones y las que te imponen los demás.
Ya no es el sistema, que es deficitario en todos los sentidos, ni las obligaciones. 
Si no aquellos a quienes pretendes ayudar.

Y, visto eso, solo queda planear lo que tocará hacer cuando la otra persona se estrelle, que se estrellará. Preparar las gasas, el yodo y las tiritas. Elaborar planes de contingencia para cuando sucedan las cosas y los demás queden paralizados ser la que reaccione. Como siempre. La que recoja los platos que otro ha roto, aunque ya antes hubiera avisado de que se iban a romper.

29 de junio de 2014

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.


Al igual que con el paso de los minutos necesarios la nariz se acostumbra a un mal olor y dejas de percibirlo, las cosas que te molestan pueden dejar de hacerlo.
Lo que te duele tanto ahora puede no importarte nada dentro de un mes.
O no ser más que un rescoldo, una reminiscencia.
Perder toda su importancia. Esa que ahora le das.
Resbalarte como el agua de lluvia al caer.
Como diminutas gotas corriendo por el cristal o la brisa paseando por tu piel. 
Hay cosas para las que sí, solo es necesario algo de tiempo.

26 de junio de 2014

Vamo' nena que me la' quitan de la' mano'


Madre mía qué gratuitas son las palabras.
Los "para lo que necesites", "si cualquier día necesitas que vaya yo", "si de alguna forma está en mi mano...", "solo tienes que decirlo"... 
Deben de regalarlas en los mercadillos o a la salida del super.
Quizá las da alguna marca de periódico o las reparten en el metro. 
Porque con la facilidad que las suelta la gente (que luego recula cuando les pides ayuda)... Está claro que debe de haber, en algún sitio, un excedente. O las tendrán de promoción... no sé.

25 de junio de 2014

La vida ofrece a cada criatura su copa de amargura


Hay cosas tan tristes... y no importa que el cupo ya esté casi lleno... No.
Igual que si haces caso del dicho de que, si te duele un pie, te golpees un dedo para que el pie te deje de doler, lo único que lograrás será que te duelan ambos, dedo y pie... Con los sentimientos pasa igual. Al menos a mí me pasa. No por mucho que me duela algo puedo obviar otro nuevo arañazo.
Pero todo es cuestión de darse cuenta de las cosas.
Quizá la lección no guste, porque hay cosas en las que no queremos creer.
Que necesitamos creer que son como nuestra miope percepción nos dice...
Y de repente ver cristalinamente que no es así, que estamos equivocados, es francamente desagradable.
Y saber que, en el fondo (y quizá no tan fondo) ya sabías de tu error... eso es...
Pero bueno, mejor tarde que nunca.
Siempre preferí el conocimiento a la ingenuidad.

La amargura es el precio que se paga.

24 de junio de 2014

You cannot escape the responsibility of tomorrow by evading it today.


Me descubro planeando la huida, como si pudiera alejarme de todo esto.
Pero es que en verdad lo necesito... Un día. Solo un día.
Poder irme a algún sitio, sola. 
Apagar el móvil porque sé que, si el mundo empieza a arder, otro irá a apagarlo por mí. 
Que, por un ratito, tengo un bombero suplente.
Ni siquiera un día entero.
Solo... no sé, diez o doce horas de relevo. 
Mi viaje periódico a Madrid sería una buena opción. 
Viaje que, además, ya estoy retrasando... 
Un día de aviones, metros, autobuses. 
De estar sola en medio de mucha gente.
De que no se espere de mí más que puntualidad. 
Eso sería un oasis ahora mismo.
Unas cuantas horas sin oficina, sin jefe, ni compañeras.
Sin hospital, ni hermano.
Sin responsabilidades acuciantes. 
Sin tráeme, hazme, búscame, dame. 

23 de junio de 2014

Hypocrisy can afford to be magnificent in its promises, for never intending to go beyond promise, it costs nothing.

Soy una hipócrita de cuidado.
Engañando todo el tiempo a los demás.
Ocultando lo que siento y lo que pienso.
Como que esta noche lo único que me apetece es estar sola y llorar.
Acompañarme de una botella de vino y una bañera llena.
Y luego enroscarme en un rincón del sofá a arracarme las costras y lamerme las heridas.
Entregarme a la pena y la impotencia.
Llorar por lo que siento, por lo que fue, por lo que es, por lo que será y lo que no. 
Por lo que pienso, por lo que cargo, por lo que maquino.
Por no tener dos brazos o una cabeza de más. 
Llorar incluso lágrimas que no son mías. 
En lugar de fingir que me apetece ser anfitriona y partícipe de la fiesta que me han organizado en casa.
Pero es que... ¿qué culpa tienen los demás?
¿Cómo voy a hacerles cargar conmigo?

22 de junio de 2014

To live is to suffer





Qué amargo es saber que sufre alguien a quien quieres.
Y casi parece un milagro no dejar que se te mezcle con todo lo que está sucediendo en tu vida.
Aunque no tenga nada que ver.
¿No puede pasar algo bueno?

Qué inútil te sientes...
Y buscas palabras adecuadas, estrujas tu cerebro intentando encontrar la fórmula que sirva de algo.
Que ofrezca un poco de consuelo, que te ayuden a expresar un cariño que esperas que caliente a un corazón herido... aunque sabes que no. Que no hay nada que puedas tú puedas hacer o decir.

Todo es una gran mierda últimamente. Solo siento que otros a quien quiero y quisiera proteger tengan que sufrir. De verdad, que nadie me vuelva a decir que la vida no es una puta.

19 de junio de 2014

Sometimes the questions are complicated and the answers are simple.


Tengo un serio problema.
Debo relajarme de alguna manera, eso me digo cada mañana y cada noche, cada rato que paso conduciendo. A cada momento en que dispongo de un ratito para pensar. "Estar tranquilita", me digo.

Pero no lo consigo. Supongo que esta semana se ha colmado mi vaso.
Lo que más miedo me daba que sucediera con el último contratiempo, sucedió el martes.
Además físicamente no estoy del todo bien.

Así que supongo que me estoy rebosando.
En lugar de no importarme nada ni nadie más allá de lo importante.
Me importa (y, en muchos casos me molesta) todo y todos.

Estoy en un nivel high level de susceptibilidad.
Y ese es un problema mío y solo mío.
Uno que no puedo repercutir en los demás (montando un pollo, por ejemplo), así que me callo y aguanto el tirón. Lo cual tampoco es bueno, porque estoy segura de que alguno de los que me cabrean se merecen un tirón de orejas, pero como no puedo discernir claramente qué es atribuible a otros y qué a mi malhumor... callo y guardo. Pero como estoy así, tampoco digiero. Solo guardo.

Y tengo que relajarme. Hacer limpieza mental y/o anímica. O yo que sé qué.
Pero empiezo a parecer una olla a presión.

18 de junio de 2014

Cuando llegue lo bueno, si es que lo hubiera, no creería que llega ni aunque lo viera.


Cansada. Muy cabreada.
Con la alergia y/o resfriado acechándome.
Desilusionada y deprimida.

Un día de mierda, vamos.
Que sí, que sí, que todo se sigue complicando. Y vaya si se complica.
Parecía que no podía ir a más? Pues zasca. (cuándo vas a dejar de pensar que ya has llegado al fondo?)
Además se producen despropósitos. De esos de querer agarrar a alguien por el cuello.
Suerte que no me ha pillado a mí en el hospital... si no, hubieran catado el genio de la familia por partida doble.
El de mi padre gaseoso, de esos que explotan y arrasan con lo que pille de por medio.
El mío reconcentrado, de maceración lenta, de los que hablan con conocimiento y calma, que van a donde duele.

Al menos el mundo (que no la vida, que sigue dando) se ha aliado un poco conmigo y, al salir de la oficina, caía un minidiluvio. Para disgusto de la gente y regocijo de mi vapuleada mente.

Y mientras conduzco tratando de no embestir a algo y de identificar mi entorno a través de la cortina de agua. Extrañamente tranquila y relajada por el sonido martilleante de las gotas al caer. Me doy cuenta de algo.
Así click-click dos neuronas se encuentran en el bullicio que puebla mi cabeza últimamente y arrojan una idea clara y meridiana. Cual revelación mariana.

A mi alrededor empieza a dar sus frutos la semilla insidiosa de la desesperanza.
Lo noto.
Parece que todos se me bajan del barco. Y lo curioso es cómo lo sé.
Lo sé porque todos se preocupan por mí.
De repente lo importante es "la niña".
Comenzaron la semana pasada.
Mi padre que me dice que no piense mucho y que descanse. Que no hace falta que vaya a diario a verle, que tengo trabajo y cosas que hacer.
Mi hermano que me dice "y tú cómo estás que es lo que realmente me importa?".
Mis cuñadas que interrogan a C porque saben cuál será mi respuesta.
Y mi niño bonito que me pide que no pierda la cabeza porque yo soy la única que aún tiene claro dónde está el norte.

Y quiero zurrarlos. Porque si han volcado su preocupación de él a mí es porque se están rindiendo.
Y yo de esta no me rindo. No, no. Si al final no hubiera arreglo y llegara lo inevitable, lo aceptaría, como siempre he aceptado la mierda de la vida. Incluso cuando me anega y se me mete en la boca.
Pero no sin pelearlo. Eso no.
Solo quiero que no me quede la sensación de que no se peleó. Como sucedió con mi madre.
Con ella se rindieron antes de empezar. Yo no voy a rendirme con él. No me da la gana.
Y si tengo que quedarme sola lo haré. No me importa lo más mínimo, ya prácticamente lo estoy, pero mientras él quiera plantarle cara, yo estaré ahí para remar con él y soplarle a las velas, si hace falta.

17 de junio de 2014

What you can't see is a soul that needs a surgery


Los pajaritos cantan en mi ventana, me despiertan, me doy la vuelta tratando de ignorarlos, pero ellos siguen con su trino bonito e insistente, los imagino entrando y saliendo del agujerito en el que han anidado en la casa de enfrente y, la verdad, lo que primero que acude a mi mente son pensamientos ornitocidas.
Me arrastro por el piso al constatar que aún quedaba algo más de media hora para que sonara el despertador. Y ellos prosiguen con su canto.
Sintiéndome un poco ser reptante preparo café y, después me asomo a la ventana para ver al bicho-despertador, aún con aspiraciones homicidas. 

Entonces lo veo. Un diminuto pajarito negro con la pancita blanca. Encaramado al cable de la luz que cruza mi calle. Cantando como si le fuera la vida en ello, pri-pri-pri-pri-pri, meneándose en su inestable pedestal. Agitando las plumitas.
Y me enternezco. Me parece algo tan sumamente tierno y mono y vivo y... aix. Sonrío y me siento culpable por, pocos minutos antes, haberle deseado el pasmo. Él sigue ajeno a mí y mis ideas, canturreando. Parece mentira que una sola golodrina pueda armar semejante escándalo. Porque ha salido el sol y ella lo ve. Y fin, a cantar.


Entonces me acuerdo de que una vez alguien me dijo que los mandaba para despertarme... Una de esas tonterías que se dicen, ya se sabe, que los pajaritos nunca vienen por encargo... pero tan bonita en su momento... de esas capaces de levantarte un par de palmos del suelo... Y una sensación extraña me invide, mezcla de demasiados condimentos como para describirlos aquí.

Hay cosas que se recuerdan con una agridulce melancolía. Pero está bien así. Es como se las debe recordar.

16 de junio de 2014

Your conscience is the measure of the honesty of your selfishness.Listen to it carefully.


Me confieso harta de la gente. No es una novedad. Ya lo sé.
Pero o lo digo o exploto como una bomba de protones.

Y en verdad el problema es mío, que soy idiota y me empeño en creer que se puede confiar en los demás.
Que cuando dicen "Para lo que necesites aquí me tienes", "Si puedo ayudarte de alguna manera solo dímelo", "Sí, haré esto por ti", "Estás muy sola en todo esto, pero puedes contar conmigo"... Yo, voy y me lo creo! 

Pero es que yo pertenezco al género idiota. No sé porqué me sigo empeñando en creer en la bondad de la gente. Cada vez menos, sí, pero es algo que no se me cura del todo.

Para mí, ayudar a alguien no se limita a decirle las frases habituales ya reseñadas o similares y, cuando a mí me vaya bien, hacer algo por esa persona. No. 
Significa que, si esa persona me pide ayuda en un momento determinado, haré todo cuanto esté en mi mano por ayudarla. Por ir al sitio que me haya pedido o por estar ahí si me necesita. No me limitaré a decir "oh, es que he quedado con Pepito", "oh, es que a esa hora no me va bien". 
Por supuesto que hay cosas ineludibles, no puedes dejar toda tu vida por socorrer a otra persona, no. Pero si alguien me necesita... soy tan incapaz de solo interesarme por ella cuando tengo un rato libre o por solo hacer las cosas que me pida cuando a mí me va bien... 
Quizá eso también sea un problema mío y de nadie más. Un error fatal y primigenio de concepto.
Otro de mis fallos de fábrica.

13 de junio de 2014

Son las leyes de la física y el tiempo no se pone en mi lugar.


He abierto la oficina a las 7:30. La he cerrado a las 19:30.
Pausa de 10min para ir a comprar un bocadillo. Comido/engullido en la mesa.

Por lo menos han sido horas provechosas.
Los cálculos desastrosos que creía completamente erróneos no lo son. Desastrosos sí, pero estaban bien hechos. Ouuu ieeeeaaaaa! (Subidón de ego tras una semana agonizante... creo que me lo puedo permitir). 
El embrollo que no era capaz de arreglar ha acabado cuadrado a golpe de hacha, es decir el desembrollador mayor (lease, jefe) no ha sabido cómo desembrollarlo. A última hora de la tarde parecíamos leñadores más que financieros. 
Aparcar el coche y encontrarte un whatsapp suyo (del boss) agradeciéndote el esfuerzo... no tiene precio.

Y llega el fin de semana. Uno en el que necesitaría caer en el sofá en estado vegetativo hasta el lunes a eso de las siete... Pero que no, que no se puede. Una larga lista de cosas por hacer y compromisos que no dejan de reproducirse como setas... la vida, ya se sabe.

Pero eh, ahora mismo... a respirar hondo y, ya que estamos, a dormir.


12 de junio de 2014

Have you found a place that's deeper than the corners of your mind to settle down?


 
Me siento frustrada.
Podría decir más cosas pero lo que me puede hoy es la frustración.

No soy una persona muy voluntariosa. La verdad es que no.
Especialmente para lo físico o para resistirme a determinados impulsos, no... no lo soy.
(El abuso que le estoy dando estos días a la Cocacola y al chocolate lo atestiguan).
Pero para lo que supone un esfuerzo mental soy de lo más terca.
Si algo es un reto para mí (los estudios, alguna tarea nueva en el trabajo de esas que me florecen...) me sale la vena cabezona y no paro hasta que lo consigo.
Pero necesito tiempo, claro.
Porque cuando no tienes ni idea de cómo hacer algo, y más cuando lo heredas a medias de otra persona, tienes que investigar, desenterrar, poner, quitar, mirarlo desde otro ángulo hasta que tiene sentido. Plantearte si realmente la lógica que aplicas realmente lo es...

Pero sin tiempo eso se convierte en darse cabezazos contra la pared.
Probar una vía... tortazo.
Intentarlo por otra... tortazo.
Y el reloj ejerciendo su silenciosa presión. Y tú echando más horas casi que él en su esfera eterna, esperando ser capaz de obrar un milagro pero chocando de nuevo contra tu muro de hormigón.
Sin otra opción que intentarlo. Otra vez. Otra vez. Otra vez.
Con tu compañera desesperándose y sintiéndose inútil.
Y tu jefe llamándote cada tarde para hacer un ratito de terapia o mandándote whatsapps porque sabe el marrón que te ha dejado, intentando orientarte en la distancia y tú preguntándole si se puede teletransportar.

Con el hándicap añadido de que, claro, si tengo que echar más horas de las ya de por sí habituales en el trabajo no llego a cumplir con mis obligaciones personales. Como ir a ver a mi padre. Como poder estar ahí cuando los médicos pasan. Pero es que no me puedo dividir en tres, simplemente no puedo. Así que a veces falto dos días seguidos a la oficina y otros faltaré uno al hospital. No puedo hacer más.

No será fácil, pero tendré que aceptarlo.

9 de junio de 2014

In order to attain the impossible, one must attain the absurd.

- Pero cómo se puede liar tanto todo? -dice mi Niño Bonito.
- Pues no lo sé.
- Es que no paran de pasar cosas -dice tapándose los ojos con un brazo- cuando crees que no puede pasar nada más, llega otra nueva.
- Ya, cariño, pero ¿qué hago? -le digo yo- Sabes qué pienso? Llevo días que se me viene a la cabeza la canción de Benny Hill, ¿te acuerdas? (La tarareo y se empieza a reír) Pues eso es mi vida, tengo la sensación de que correteo mientras me dan collejas.
Los dos rompemos a reír.
Y eso.
Tiritititititititititi ti tititititi tititi tiritititi tirititi tiriti tiri ti ti

8 de junio de 2014

Hay que aprender a resistir. Ni a irse ni a quedarse, a resistir,aunque es seguro que habrá más penas y olvido.

 

No sé si hago bien en resistirme a las aguas que me acechan.
Que amenazan con convertirse en una marea imparable que me llevaría.
Que quieren tomarme, inundarme.

Quizá debería dejarlas hacer. 
Que me sepulten y me ahoguen.
Que me aneguen.
Me rodeen y envuelvan.

Sería fácil. Tan fácil ceder a la desesperación.
A los miedos y el cansancio. 
Dejarme llevar.
Pero entonces quién haría mi papel en esta función? 
Aquí no hay segunda bailarina que se sepa mis pasos y esté deseosa de que me tuerza un tobillo para saltar a primera linea. No.
Nadie quiere mi papel.

6 de junio de 2014

Hay dos maneras de llegar al desastre: Una, pedir lo imposible; otra, retrasar lo inevitable.


Hay relaciones en las que sabes que acabarás mal.
Bueno mal... que sabes que acabarás liándola.
Y lo sabes desde el principio, desde el primer momento en que llega la propuesta.
Tu jefe te dice "F quieres...?" y tú no puedes decir que no.
¿Cómo vas a decirle que no?
Así que terminas por aceptar y luego sigues adelante tratando que no suceda.
Aunque sabes que tarde o temprano lo hará.

Llevo ya unos meses intentando evitarlo por todos los medios pero esta semana... estos días, tan ocupada. De casa al hospital, del hospital al trabajo, del trabajo al hospital y del hospital a casa... sin apenas tiempo para nada... con la voluntad por los suelos y todo acumulándose...
Además este fin de semana el Niño Bonito trabaja de noche, con lo cual, duerme de día.

Y eso deja una cantidad de horas sola en casa...

Así que, bueno, al final lo he hecho, lo he hecho...
Y ya, lo sé, no, no debería... sé que no está bien.
 Pero al final he cedido al impulso, no he podido resistirlo...

No sé, no sé cómo iré hacia atrás.
Porque hay cosas en las que, una vez empiezas, luego no puedes detenerlo.
Creo que por eso me resistía, porque sabía que si había una primera vez, lo más probable es que otras la siguieran... que se podría convertir en un hábito.
Y sé que sucederá... lo sé... que este fin de semana no es el primero y último, no...

En fin, que no he podido evitarlo y hoy, al salir de la oficina me lo he traído a casa.

El portátil del trabajo ha venido conmigo.

En qué estábais pensando??

5 de junio de 2014

Mira hoy no me apeteces, hoy no estoy pa' tus gilipolleces

Hay días en que no te apetece. Así de siemple.
Una no siempre tiene el mismo humor. Ni la misma tolerancia.
Puede ser la regla que, contra su naturaleza, se ha adelantado y viene en nivel defcon uno.
El exceso de trabajo, natural ya de por sí, pero faltando dos días a la oficina, aún más.
La saturación mental fruto de corretear ciudad arriba-cuidad abajo procurando no perder nada por el camino.
Que no me gusta nada la cara que me mira desde el espejo esta semana.
O que me ronda por el fondo del cerebro la idea que de en estas fechas, hace un año, estábamos enfrascados en la lucha con mi alien y me parece inverosímil estar ahora con un alien mayor en mi padre.
O quizá, que llevo dos meses oyendo tonterías, yo que ya de habitual, no tolero demasiado según qué tipo de comentarios.
Tratando de proteger, contentar, cuidar, atender, a todos. Y aún así teniendo que aguantar según qué estupideces... 

Así que, cuando alguien la lía, abre la boca para soltar una verdadera gilipollez, a veces, una peta.
Sobre todo si la gilipollez se la dicen a mi padre y él me llama a mí alterado y nervioso.
Entonces me sale la loba que llevo dentro y muerdo. Es lo que tiene. 
En especial si se trata de alguien reincidente hasta el absurdo.
Y es que hay personas que parece que... No sé. 
No sepan contar hasta tres. 
Uno. Dos. Tres. 
Es básico, te lo enseñan en párvulos. 
Ese gesto simple y básico de cerrar la boca un segundo mientras tu cerebro hace esa simple cuenta, puede ahorrarte muchos problemas.
Puede que el resto disculpe a esa persona con los resabidos "es que es así", "no da para más"... A mí eso no me vale. Si es capaz de hacerlo con unos sí y otros no, no es que la pobre sea tonta y no de más de sí. 
Si quieres a una persona la apoyas, no le echas más mierda encima cuando pasa un mal momento. Estás ahí para ella, no la dejas de lado ni le dices estupideces. Eso para mí es innegociable.

Hay gente con la que no puedes contar en tu equipo, lo sé, lo tengo más que asumido y no espero nada de nadie. Pero que, encima, me pongan palos en las ruedas no. No lo consiento.




4 de junio de 2014

Y sigue apretando...


Otra vuelta de tuerca más. Bueno no, unas cuantas esta vez. 

El lunes fuimos a visita esperando que nos dieran planning para empezar tratamiento.
Nos dan fecha, pero hay algo raro en la analítica, así que, de momento, nos mandan a urgencias.
Algo nuevo? Os preguntaréis. Pues sí. Otra complicación.
29 horas, 1 noche sin dormir y 3 sustos después lo suben a planta y pasará allí, por lo menos, hasta el viernes.

Más que nunca paso a paso. Esto no es una guerra, como parecía al principio, es un campo de minas y, por ahora, lo único que hemos hecho es ir pisándolas una a una. Desmembrándonos por el camino como Mr. Potato. 

Estoy cansada. Muy cansada. 
Qué pedía la semana pasada? Que la cosa no emporara más? Ilusa de mí... 
Así que, bueno, nueva estrategia: no voy a esperar nada. Ni bueno ni malo. Nada de expectativas. He decidido no alegrarme mucho por nada, porque a la que levanto un poco la cabeza me dan un capón. No me confundáis con desesperanza, que no. Solo voy a ser (más) ultramegaprudente.
Alzar un escudo cual escudera vikinga y aguantar. No me queda otra. 
Eso o comenzar a pivotar sobre mi eje. Y eso no es una opción.