but choose you.
the real you
the whole you
the you you meet in the dark
at 2AM
the you you sing to
in the car.
Choose her.
The rest will come.-Alix Klingenberg-
Hoy te elijo.
Por encima de los demás.
Y sabes qué?
Te quiero.
Porqué nunca te lo digo?
Porqué permito que todas las tonterías que tenemos en la cabeza (y las que los demás nos meten) me dejen arrinconarte? Si tú eres lo único que realmente es mío? Soy tuya. Tú eres mía. Porque somos lo mismo, aunque funcionemos muy bien con esta falsa dicotomía.
Y, joder, te quiero.
Me ha llevado mucho tiempo darme cuenta, pero lo hago.
No a la versión rebajada que ofrecemos a los demás. No, te quiero con toda tu intensidad, con ese cerebro incapaz de detenerse, de dejar de sobre-pensar todo el tiempo, de analizarlo todo, de buscar las conexiones, las lógicas ocultas, las razones y los porqués. Con ese corazón que es incendio y huracán, que no tiene medias tintas, que te quiere con todo o, simplemente, pasa de ti.
Te quiero con tu risa fácil, cuando divagas hasta la extenuación, cuando te apasionas con cualquier tontería, o cuando te quedas callada y escuchas, cuando le dedicas a alguien toda tu atención.
Te quiero cuando se te viene todo encima. A veces real, a veces autoinfligido y no puedes con este mundo y solo quieres tener eso que anhelas pero que no tienes y entramos en barrena y todo se vuelve caos y cacao y chup chup.
Te quiero cuando necesitas hablar con alguien pero no lo haces, porque da miedo, porque la gente luego lo usa en tu contra o te lo echa en cara, etc etc etc y porque "para qué?".
Te quiero cuando un día mandas las barreras al carajo y te sinceras con alguien y vomitas todo lo que se está acumulando por dentro y, a la media hora, las dos nos retorcemos de arrepentimiento por haber hablado, por haber enseñado la vulnerabilidad, pero luego se nos pasa.
Te quiero cuando estamos tranquilas y de repente te da por tirar de un hilo, y te cargas todo el castillo de naipes que llevamos meses construyendo y hay que removerlo todo, reconstruirlo, volver a montar nuestra realidad. Cuando te inventas problemas o necesidades de la nada y nos mareas durante semanas para acabar concluyendo que solo ha sido debacle mental y que todo está bien.
Te quiero cuando me pongo complaciente y me sacudes por dentro, recordándome que no, que ya no somos así.
Te quiero cuando nos miramos la una al otra al espejo y ya no nos odiamos y cuando vemos las miradas que antes nos hacían encogernos y tragarnos las lágrimas y ahora nos dan absolutamente igual.
También te quiero cuando el monstruo se hace fuerte por un momento o por un día y nos zarandea y nos clava las garras en la espalda para trepar hasta nuestro oído decirnos todas esas cosas que nos dice, las que ya tanto conocemos. Pero te quiero más cuando lo desechamos y nos lamemos las heridas, porque también podemos ser débiles, podemos recaer y no pasa nada.
Por mil motivos te quiero y voy a seguir recordándotelo día a día, si es lo que necesitas.