Lo peor que me pudieron decir antes de tener a Bebé fue ese resabido
(aunque no tengáis hijos si no lo habéis oído nunca debéis de haber vivido en una cueva todo este tiempo) "lo único que hacen los bebés es comer, cagar y dormir".
Fue lo peor porque me lo creí. Así, durante mi encantador embarazo, hacía planes de las cosas que haría para entretenerme en esos largos ratos que mi niñito pasaría durmiendo durante el día.
Y he ahí mi gran error, pues resultó que mi bebé de día
no duerme. Me explico: a su pequeña edad debería dormir unas cinco o seis horas al día, lo cual sí, me dejaría una ingente cantidad de tiempo libre, pero no. En los mejores días duerme tres horas a ratitos de entre veinte y treinta y cinco minutos (alguna vez pueden ser cuarenta y algo, pero también hay otras que solo son diez), además el noventa por ciento de esas siestecitas, si no son en brazos no son, con lo cual, ni siquiera entonces, hablamos de tiempo libre la mayoría de las veces.
Eso sí (
y me congratulo y lo firmo para el resto de mis días) me da unas noches de lujo, duerme como un bendito y solo se despierta una vez para comer desde hace ya semanas.
Lo malo es como lo minimiza toooodo el mundo cuando se lo comentas
(y eso que siempre empiezo al revés de este post, elogiando lo afortunada que soy por el maravilloso sueño nocturno de Bebé), a veces me dan ganas de soltarle a algunos que sí, que sí, pero que prueben ellos a cuidar de un pequeño que requiere de ti las doce horas que vive de día, todos y cada uno de los minutos de esas doce horas. Porque no, no solo comen, cagan y duermen. Necesitan ser alimentados, limpiados y ayudados a dormir, pero también que los entretengas, que los mimes y los estimules. Pero entretener a un bebé tan pequeño hasta esta semana
(cuando hemos alcanzado el importante hito de fijarse en los objetos y no solo en la cara de mamá) ha resultado un reto de difícil solución.