30 de diciembre de 2017
24 de diciembre de 2017
How, how... jo.

Supongo que el año que viene, cuando el pequeño se entere un poco más, quizá el cuento cambie para mí, pero por ahora sigue siendo el mismo rollazo de siempre. Pero peor. Todos están como locos porque es la primera navidad del niño y yo no dejo de pensar -y decir- que el niño no se va a enterar de nada. Lo único que le llama un poco la atención son las luces de colores. Tiene 9 meses, tampoco le vamos a pedir que cante villancicos y toque la pandereta.
Además estamos todos enfermos (Bebé, NB y yo). Bebé empezando a mejorar pero necesitando grandes dosis de sueño (que no obtiene fuera de casa). NB ligeramente malhumorado no sé si por el resfriado o porque lleva días durmiendo muy poco. Yo que sueno como una cafetera al respirar (no descarto visita a urgencias en los próximos días) y, por si fuera poco, tengo la regla.
A pesar de ello, de mi espíritu Grinch y mis motivos físicos, claudicaré como cada año en nombre del cariño y os desearé a todos que disfrutéis lo máximo posible de lo que más os guste de estos días (sea la comida, sea la reunión familiar, sea el ambiente festivo...) y podáis ignorar aún más aquello que no. Mua.
12 de diciembre de 2017
Sometimes the only way to catch your breath is to lose it completely.
Y así, sin quererlo, se cruza un meme en tu camino que resume cierta etapa de tu vida.
Unos tres años y medio, más o menos.
Unos tres años y medio, más o menos.
Lo mejor es verlo, que te zarandee, y reírte de ello.
Qué gratificante es poder abrir el libro del dolor y que no duela.
Por cierto, quiero ver la peli.
Por cierto, quiero ver la peli.
11 de diciembre de 2017
No fue difícil trepar a tu espalda Lo difícil fue estar a la altura, no retroceder. -Griselda García-
Me preguntaste por el significado
de la palabra inglesa worship
te dije que no lo recordaba
worship significaba
mejor dicho significa
devoción
significa
mejor dicho significaba
lo que tenías por mí
nos olvidamos
(en algo todavía coincidimos)
yo, el significante
vos, el significado.
-Clara Arias-
También conocido como:
Cine literatura y otros vicios,
folie à deux
9 de diciembre de 2017
Es que, a media noche, el tiempo transcurre de una manera especial -aclara el barman. Con un fuerte chasquido, enciende una cerilla de cartón y prende un cigarrillo- Y es inútil oponerse a ello. -Haruki Murakami-

Bebé duerme muy bien y desde hace mucho tiempo, tanto que a veces da apuro comentarlo con otros padres.
Pero sus momentos tuvo cuando era más pequeñito y los tiene ahora cuando está enfermo (como estas dos últimas noches).
Y, como de todo se aprende, con mis bagajes nocturnos por el piso bebé-en-brazos, descubrí que alguien del piso de arriba tiene insomnio, un insomnio brutal.
Sea la hora que sea a la que yo me desplazo por el pasillo o alimento a mi retoño, en silencio y poca luz, veo luz arriba o escucho los deslizares y frus-frus que atestiguan que hay vida noctámbula en movimiento.
6 de diciembre de 2017
5 de diciembre de 2017
La vida a veces te invita a una ronda, te guiña los ojos, concede una tregua...

Poco rato después de comer.
Bebé dormido.
NB dormido.
Yo trabajando en una de las pocas tareas que me resultan satisfactorias de mi actual trabajo, de esas que a la mayoría de gente le parecerían un verdadero tostón, soy rarita qué le vamos a hacer.
Los niños de arriba están en su batalla campal diaria, es decir, se ponen como cabras mientras juegan al fifa y, para que no me perturben y aprovechando la quietud de mi hogar sumido en el descanso de mis amores, decido ponerme los auriculares. Music on, world off.
Se me ocurre, no sé porqué, rescatar de Spotify una lista llamada "so nice" (llevo días, semanas, escuchando -en los escasos momentos que puedo- la banda sonora de La la land en bucle, estoy un poco enferma con dos de sus canciones).
Al principio me parece un poco pastel, son en efecto, canciones muy bonitas, preciosísimas, pero conforme avanza la lista me encuentro dando un concierto susurrado o cantado muy flojito si me vengo arriba, de música que realmente me encanta, alguna me pone dulcemente triste, otras me revuelven enterita de cimientos a superficie, mientras que otras me hacen bailar en la silla.
Todo esto mientras un ojo mira a la pequeña pantallita en la que veo dormir a mi Bebé y mis manos (y una porción de cerebro) hacen que los números poco a poco vayan cuadrando ante mis ojos.
A veces la vida nos da una tregua y una servidora, a veces, se deja regalos para el futuro.
También conocido como:
Kit kat,
Music on - world off
4 de diciembre de 2017
Did I feel naked being naked? Yeah. Totally.

Llevo ya mucho tiempo aquí, aunque ahora más ausente. Hay épocas muy intensas, secretos aireados con más o menos discreción, partes muy frágiles de mí expuestas sin protección alguna, etapas muy duras de mi historia escritas con todo lujo de detalles. Sentimiento y emoción por todas partes.
Sueños, alegrías, rotos y descosidos, al alcance de cualquiera.
No suelo hacerlo, pero cuando lo hago mi tranquilidad se revuelve.
A veces pienso si realmente fui yo la que escribió esas cosas.
Otras me escandaliza lo que transpira de las letras, lo que se asoma entre ellas, el entresijo, la sustancia, los recuerdos que se avivan al leer las palabras, el revivir ciertos momentos buenos y dulces o ásperos y amargos. La intensidad de mis emociones puestas por escrito.
Unas pocas me puede el ego y pienso "qué entrada más buena" y muchas más el pensamiento es más "¿Cómo pude publicar eso?".
Me abruma lo expuesta y desnuda que me veo. Lo exhibiscionista que he llegado a ser a veces... ¿Quién es esta que se sienta delante de la pantalla y me muestra de esta manera, sin tapujos, sin un ligero velo tras el que esconderme?
Pero lo que más me revuelve, lo que me araña por dentro es leer comentarios. El recuerdo presente de tanta gente que vino y se fue.
3 de diciembre de 2017
Vive para los demás sin dejar de pensar en ti.

Amar.
Ser amada.
No olvidar nunca la propia insignificancia.
No acostumbrarse nunca a la violencia innombrable ni a la
vulgar disparidad de la vida a tu alrededor.
Buscar la alegría en los lugares más tristes.
Perseguir la belleza hasta su guarida.
No simplificar nunca lo complicado ni complicar lo que
es simple.
Respetar la fuerza, nunca el poder.
Sobre todo, vigilar.
Tratar de comprender.
No mirar nunca hacia otro lado.
Y nunca, nunca olvidar.
-Arundhati Roy-
También conocido como:
Cine literatura y otros vicios
2 de diciembre de 2017
"¿Crees saber quién eres? Pues no tienes ni idea”, -Crash-

33 años hizo que nací. Mon dieu.
Si los últimos cumpleaños afirmaba haber aprendido, no en vano han sido unos años muy moviditos... nada que ver con el aprendizaje acelerado de este último. No es, sin embargo, mérito mío, quien me lo está enseñando casi todo es Bebé. Ese pequeño ser que ahora mismo duerme, después de haberse levantado a las 5:50 (el concepto de sábado ha cambiado bastante).
Me ha enseñado, por ejemplo, a vivir en el presente. Aquí, doña controladora, previsora, siempre anticipándose todo lo posible... arrastrada al aquí y ahora. Un drama. Para los bebés no hay "luego", "más tarde" o "mañana". Diría que apenas hay tampoco "antes". Las necesidades son las que son, y son ya, en este momento. No le cuentes milongas.
Otra cosa que he aprendido, aunque quizá ese no sea el verbo más adecuado, es lo que es el verdadero amor incondicional. Y no me refiero a lo que veo en sus ojitos cuando me mira, que también creo que tiene algo de eso. Si no a ese sentimiento brutal, inmenso y totalmente abrumador, que me tiene inundado el pecho -y el cerebro- desde ya hace meses. Unido a ello, he aprendido que cuanto más se quiere, más se teme. La sola idea de perderle me abre el pecho por la mitad y me pone del revés, con las tripas fuera y el corazón a la intemperie.
He adquirido también unos nuevos ojos. Ver día a día cómo descubre el mundo, me hace descubrirlo a mí también. Lo que más me emboba, por ahora, son los momentos en que se queda mirando sus manitas. ¿Cuánto hace que no dedicáis unos minutos a mirar las vuestras, a tocar un dedo con otro? ¿Cuánto hace que hicisteis algo por primera vez? Todo lo que yo doy por sentado de mi entorno, pero también de mi cuerpo o movilidad, para él es algo nuevo y, poder observar ese proceso, me tiene alucinada.
Me ha puesto patas arriba conceptos que creía formaban parte de mis cimientos. Tenía muy clara (razonada y argumentada) cómo iba a ser mi maternidad, mi forma de educarle y, a las dos semanas de nacer, ya estaba haciendo todo lo que dije que no haría y pensando que, cosas que antes me parecían de lo más normal y adecuado, son verdaderas atrocidades para un bebé.
He descubierto -con cierto orgullo- que tengo más paciencia que la persona más paciente que conozco, NB.
Descubrí y fue un proceso muy doloroso para mi intelecto, que por mucho que hubiera leído y aprendido, no sabía nada de cuidar un bebé. Que en esto, no sirve solo haber acumulado conocimiento (que ayuda, siempre está bien saber), es algo más de intuición. Y yo de eso casi no tengo.
También que, si es cierto que en general vivimos en un entorno muy criticón, en el ámbito maternal la cosa se eleva a la enésima potencia -y con ello también la susceptibilidad de las otras madres- como no sigas la moda de turno o la tradición absoluta (sí, sí, viva la incongruencia) eres vilipendiada. Todo el mundo me juzga, cercano o lejano, desde mi familia hasta el señor que pasa por la calle. Me siento mala madre por cosas que los demás me dicen o por lo que yo misma me echo a los hombros miles de veces. Así que, hakuna matata, no hago caso de nadie ni me meto en lo que nadie hace con sus hijos. A veces las miradas reprobatorias o los comentarios se me clavan como un hierro al rojo, otras me resbalan de lo lindo, pero no acumulo. Vivo y dejo vivir.
Que ser madre es muy duro y, tal como está montada la sociedad actual, te encuentras muy sola y esa soledad es apabullante.
Que por mucho que nadie te cuente, no tienes ni idea de la que se te viene encima, hasta que te encuentras en casa, sola, con él. Pero tampoco tienes ni idea de lo increíble que es la primera vez que te sonríe, la carita que tiene al despertar por las mañanas o cómo acaricia tu mejilla mientras le das de comer.
Y podría pasar un buen rato así, enumerando muchas otras cosas que mi muñequito me está enseñando, sin querer. Y todo lo que me queda por aprender de él! Pero lo voy a dejar aquí, otro año ha comenzado para mí y sé a ciencia cierta, quizá más que nunca, que va a ser emocionante.
Me ha enseñado, por ejemplo, a vivir en el presente. Aquí, doña controladora, previsora, siempre anticipándose todo lo posible... arrastrada al aquí y ahora. Un drama. Para los bebés no hay "luego", "más tarde" o "mañana". Diría que apenas hay tampoco "antes". Las necesidades son las que son, y son ya, en este momento. No le cuentes milongas.
Otra cosa que he aprendido, aunque quizá ese no sea el verbo más adecuado, es lo que es el verdadero amor incondicional. Y no me refiero a lo que veo en sus ojitos cuando me mira, que también creo que tiene algo de eso. Si no a ese sentimiento brutal, inmenso y totalmente abrumador, que me tiene inundado el pecho -y el cerebro- desde ya hace meses. Unido a ello, he aprendido que cuanto más se quiere, más se teme. La sola idea de perderle me abre el pecho por la mitad y me pone del revés, con las tripas fuera y el corazón a la intemperie.
He adquirido también unos nuevos ojos. Ver día a día cómo descubre el mundo, me hace descubrirlo a mí también. Lo que más me emboba, por ahora, son los momentos en que se queda mirando sus manitas. ¿Cuánto hace que no dedicáis unos minutos a mirar las vuestras, a tocar un dedo con otro? ¿Cuánto hace que hicisteis algo por primera vez? Todo lo que yo doy por sentado de mi entorno, pero también de mi cuerpo o movilidad, para él es algo nuevo y, poder observar ese proceso, me tiene alucinada.
Me ha puesto patas arriba conceptos que creía formaban parte de mis cimientos. Tenía muy clara (razonada y argumentada) cómo iba a ser mi maternidad, mi forma de educarle y, a las dos semanas de nacer, ya estaba haciendo todo lo que dije que no haría y pensando que, cosas que antes me parecían de lo más normal y adecuado, son verdaderas atrocidades para un bebé.
He descubierto -con cierto orgullo- que tengo más paciencia que la persona más paciente que conozco, NB.
Descubrí y fue un proceso muy doloroso para mi intelecto, que por mucho que hubiera leído y aprendido, no sabía nada de cuidar un bebé. Que en esto, no sirve solo haber acumulado conocimiento (que ayuda, siempre está bien saber), es algo más de intuición. Y yo de eso casi no tengo.
También que, si es cierto que en general vivimos en un entorno muy criticón, en el ámbito maternal la cosa se eleva a la enésima potencia -y con ello también la susceptibilidad de las otras madres- como no sigas la moda de turno o la tradición absoluta (sí, sí, viva la incongruencia) eres vilipendiada. Todo el mundo me juzga, cercano o lejano, desde mi familia hasta el señor que pasa por la calle. Me siento mala madre por cosas que los demás me dicen o por lo que yo misma me echo a los hombros miles de veces. Así que, hakuna matata, no hago caso de nadie ni me meto en lo que nadie hace con sus hijos. A veces las miradas reprobatorias o los comentarios se me clavan como un hierro al rojo, otras me resbalan de lo lindo, pero no acumulo. Vivo y dejo vivir.
Que ser madre es muy duro y, tal como está montada la sociedad actual, te encuentras muy sola y esa soledad es apabullante.
Que por mucho que nadie te cuente, no tienes ni idea de la que se te viene encima, hasta que te encuentras en casa, sola, con él. Pero tampoco tienes ni idea de lo increíble que es la primera vez que te sonríe, la carita que tiene al despertar por las mañanas o cómo acaricia tu mejilla mientras le das de comer.
Y podría pasar un buen rato así, enumerando muchas otras cosas que mi muñequito me está enseñando, sin querer. Y todo lo que me queda por aprender de él! Pero lo voy a dejar aquí, otro año ha comenzado para mí y sé a ciencia cierta, quizá más que nunca, que va a ser emocionante.
También conocido como:
Bebé,
Cosas de mamá,
Fragmentos de vida,
L.O.V.E
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