Mi forma de preservar a mis muertos es respetando el agujero que dejaron en mi vida, no buscando nunca un sustituto a su figura. Por tanto, cuando alguien parece querer intentarlo (y lo han hecho muchas personas a lo largo de mi vida) no lo permito. De hecho, es uno de los peores errores que se pueden cometer conmigo.
Sé que hay gente distinta a mí, obviamente, gente a la que le gusta buscar en otros lo que ya no tiene. Gente que encuentra en la familia de su pareja esa familia que nunca tuvo, por ejemplo. Gente que se aferra a una amistad o una relación para suplir el vacío emocional. Lo respeto. Yo fui así, pero solo me llevó a relaciones muy tóxicas.
No creo que sea tan dificil de entender. Es como si a la mesa hubiera una silla vacía que se sabe reservada para quien ya no está y llegas y, conociendo el hecho, te sientas en ella. Lo más probable es que para quienes han puesto esa silla ahí, cometas una ofensa terrible.
Lo que no puedes es hacer alusión a que "tienes que hacer lo que ella no puede hacer" y mucho menos decirme algo como que "no sufras que me tienes aquí, no vas a estar sola". Porque lo que me sube a la lengua (aunque haga con ello una pelota de bilis que me vuelva a tragar), es preguntarte qué te hace pensar que te necesito, si no lo he hecho en los últimos 31 años.