26 de enero de 2009

Querido Insomnio

 

Adoro esta especie de insomnio que me asalta los fines de semana a tu lado porque me lleva a momentos como este: aquí sentada al ordenador mientras tú, a escasos centímetros de mí te sumerges en los sueños.
Al fin, cuando mi propio sueño decida acudir, me meteré junto a ti, entre las sábanas que tu cuerpo habrán calentado y, sin que te des cuenta, tus brazos me rodearán. Hasta mañana.

21 de enero de 2009

11 de enero de 2009

Verdades

 
De todos modos hay cosas que solo pueden expresar con las palabras propias del llanto, esas que apenas se entienden, esas que se susurran o se gritan contra el pecho o el hombro de quien te consuela, si lo hay. Y, si no lo hay, quedan perdidas en el aire, donde nadie las recogerá.

9 de enero de 2009

Querida Alba coma dos puntos


Traición.
Por más que lo intento no encuentro la palabra más adecuada para definirte. Te insultaría de mil formas diferentes y ninguna lograría expresar lo que siento hacia ti. La gente me pregunta si te odio, pero no, tú bien sabías que parezco no disponer de esa capacidad. Aunque a veces pienso que me gustaría.
Entonces, pienso en indiferencia, pero tampoco es eso, evidentemente, no me importa lo más mínimo lo que pase en tu vida, pero no me resulta indiferente todo lo que hiciste en el pasado. ¿Estoy dolida? No… hace ya demasiado tiempo.
Así pues, sigues ahí, sin definición ni archivo posible.
Eres el fantasma del pasado que acecha para traerme recuerdos que desearía borrar y recordarme los mayores errores que he cometido en mi corta o larga vida.
Eres el ejemplo de lo que nunca querré en nadie que me rodee, eso debo agradecértelo. Es de conocimiento universal que los humanos aprendemos a base de ostias y tú me enseñaste mucho en esta vida.
En ocasiones me gustaría ir a buscarte, soltarte esa retahíla de adjetivos insuficientes y hacer algo muy dramático como abofetearte; pero ése, a pesar de lo que he cambiado, sigue sin ser mi estilo.
En otras, sencillamente, quiero llevarte a algún sitio y hacer las preguntas que guardo dentro.
En ambas, lo único que pretendo es saber porqué. Qué lleva a que la persona que, supuestamente, más aprecio te tiene en este mundo a maquinar algo tan cruel, a jugar con tus sentimientos aprovechándose de las confidencias que conlleva la amistad, manipularte hasta tal extremo, aunque de eso, admito toda mi parte de culpa, por negarme a lo evidente, por confiar en ti.
Quisiera hacerte cuatro preguntas:
¿Porqué?
¿Qué sentías aquel día de Mayo, al verme llorar por él?
¿Cómo fuiste capaz?
¿Tú te has podido perdonar?
Él se llevó mucho de mí, pero tú aniquilaste a esa “yo inocente y crédula” que tanto te enternecía. Casi preferiría que te hubieras enrollado con él, así sería mucho más sencillo. Te hubiera puesto a parir, tu definición sería la de “zorra” y todo habría quedado ahí. Tú por tu lado y yo por el mío.

Canibalismo

 

- El amor es como una cadena alimentaria a la inversa.
- ¿Cómo dices?
- Sí, cuanto más arriba está él, más difícil es hincarle el diente.

8 de enero de 2009

Dudas pasadas sobre el amor

Quiero quererte, pero tú no te dejas.
Y me pregunto yo, porqué no podré ser como esas otras afortunadas que encuentran a un buen chico, y él las encuentra a ellas y todo resuelto.
¿Porqué a mí el destino me lleva a enamorarme, o bien de aquellos que me ignoran, o de aquellos que me persiguen para encandilarme y después destrozar a mi ya maltrecho corazón?
Pero tú no me persigues, ni me ignoras, ¿qué se esconderá en tu cabeza?
¿Porqué cuando decido abandonar esta loca idea hecha de oportunidades (y noches) buscadas por otra, apareces especialmente dulce?
¿Porqué estás más guapo que nunca y ríes a todas horas provocando mis taquicardias?
¿Porqué entonces tienes algo importante-interesante que contarme y tus ojos castaños quedan fijos en los míos mientras relatas tus ideas? No puedes no darte cuenta... mis ojos me delatan, son mis grandes traidores.
¿Porqué si tus palabras dicen "no" tus actos se empeñan en no acompañarlas?
Tal vez sea yo, que interpreto a mi antojo la realidad, pero dime, ¿acaso no hacemos todos lo mismo?
Lo lamento, corazón, pero te has encontrado a una perspectivista hasta la medula. Y mi perspectiva es ideal cuando se llena de ti, de tus ojos, de tu voz, de tus ideas... o cuando aún me lleno más de ti, de tu tacto, de tu sabor y de tu olor...
Pero la cuestión es que llega la mañana (o la tarde, o la noche, pero así suena más romántico) y tú me das dos besos y te vas (!!!).
Y yo me quedo con cara de boba y mis ojitos brillantes de felicidad, preguntándome, como siempre, porqué narices quiero quererte si tú no te dejas.

6 de enero de 2009

God's falling

Todos adoramos a alguien. A lo largo de nuestras vidas mitificamos a personas de nuestro entorno y, normalmente, lo hacemos basándonos tan solo en nuestras ideas o valores: no queremos creer que “x” hará/no hará “esto” o “lo otro”.
Ensalzamos las razones por las que eso es así, elevando a la persona en cuestión a un estado de semi-divinidad.
Lamentablemente, olvidamos el libre albedrío de los demás, que nuestras ideas no son las de los otros y que NADIE es perfecto.
Cuando esto pasa, cae un mito.
De la forma más tonta, porque hacemos una pregunta inadecuada, porque nos explica un secreto o porque vemos algo que no deberíamos ver.
Nuestro pequeño Dios se precipita desde lo alto de su pedestal, cogiendo velocidad conforme cae y dejando sonar un enorme estrépito que nadie más que nosotros oirá.
Es una vibración comparable a un terremoto que sacude nuestro corazón y nuestra cabeza tirando objetos de las estanterías, haciendo grietas en la paredes y moviendo los muebles de sitio.
Una indescriptible decepción se apodera entonces del corazón (en las ocasiones menos afortunadas trae de la mano al dolor) y la cabeza no deja de preguntarse porqué y negarse a lo evidente.

Cuando ese Dios se levanta y se va tan campante, sin saber si quiera que era una deidad y ha resbalado entre las nubes, nosotros nos quedamos mirando a los que aún permanecen en sus pedestales preguntándonos si la esperanza sobrevivirá.

5 de enero de 2009

Miradas


Él ni siquiera está pendiente de ella. Ninguno de sus amigos se percata del brillo de sus ojos al observarle y escucharle. “Cómo adoro su voz y su forma de expresarse- piensa-, pasaría el resto de mi tiempo oyéndole hablar”.
“Me pregunto qué pensaría él si supiera las horas de sueño y de vigilia que me roba colándose en mis pensamientos, si fuese consciente de todas las miradas furtivas que le dedico, si adivinase cómo me estremezco cuando me toca, tan solo con el roce de una mano al andar… si pudiera saber cómo se me agita el corazón cada vez que le veo sonreír… probablemente se reiría si supiera cómo busco las ocasiones de estar (caminar, bailar, sentarme… cualquier forma de “estar” posible) a su lado. ¿Se asustaría al saber la cantidad de veces en que he soñado con el tacto de sus labios o con sus manos?”
En ese instante, él la mira y el corazón se le encoge en el pecho “¿Lo he dicho en voz alta o acaso ha leído mi mente?”. Se sonroja y él sonríe algo confuso. Ella también, aún conmocionada por esa mirada, maldiciendo a sus mejillas por tal villana traición.
“Podría cogerle de repente, apartarle a un lado dejando a los demás confundidos y sorprendidos. Podría decirle vente conmigo. Vámonos a lo que todos consideren ninguna parte, ese será nuestro mundo. No tengo mucho que ofrecerte: escribiré cuentos para ti, que sacien esa inmensa curiosidad que te es tan propia. Abrigaré tus días y tus noches con mis brazos. Haré todo cuanto esté en mi mano por hacerte feliz.”.
La fantasía se disipa tal como llegó, de golpe. Se auto-abofetea mentalmente. ¿Qué pretende?
En este mundo ya a nadie se le convence así.