16 de febrero de 2009

La vie en rose



Bajo del tren en la que para mí es la estación más bonita del mundo.
Miro distraída las vigas metálicas del techo y, de repente, me llega la melodía de "la vie en rose", busco su origen y veo a un señor corriente que espera algún otro tren, silbándola.

"A veces, la vida, nos da una tregua", pienso y sonrío a la nada, algo más feliz.

6 de febrero de 2009

Correr

Hoy es uno de esos días en que me gustaría tener un coche.
Me iría a recorrer carreteras, a ningún sitio concreto, solo a quemar kilómetros huyendo, lo cual sería inútil, seguro, ya que los problemas están en mi cabeza.
Podría reír con histeria, llorar, gritar, cantar… lo que fuera que me pidiese mi inestable estado de ánimo, aún más alterado de lo habitual.
Últimamente sufro de desencanto, en gran medida, y todo cuanto puedo hacer es ponerme mi bonita máscara de niña buena, salir a la calle, disimular ser como los demás, sonreír como si todo fuera genial como si lo que me rodea cumpliese con mi ideal de vida.
Quisiera gritar, proclamar a alaridos mi frustración.
Al mismo tiempo no puedo evitar que esa asquerosa vocecita en mi cabeza me reproche y me haga sentir culpable al pensar así, cuando tengo tantas cosas buenas en esta, mi vida.
Así paso los días, me debato entre el desánimo más pesado, salto a estados de euforia desenfrenada y me autocastigo por mi falta de aprecio hacia todos cuantos me rodean.
Señores y señoras, bienvenidos a mi vida.

3 de febrero de 2009

Rainny days



Me gustan los días de lluvia.
Son días llenos de una extraña melancolía cómoda, esa que no va acompañada de congoja ni hace que las lágrimas afloren a tus ojos.
Son días de miradas perdidas a través de la ventana empañada (del tren, del autobús, de la oficina…) y de recuerdos.
Parece como si el corazón quisiera echar la vista atrás.
En días así, me pregunto en qué momento perdí a aquella niña a la que le encantaba salir de casa sin paraguas, empaparse hasta la medula y correr bajo el agua y las miradas reprobantes de la gente adulta.
Me pregunto porqué hace tanto que no voy a la playa un día como hoy a escuchar al sabio mar y dejar que la lluvia se lleve todos mis males.
Me pregunto qué será de toda esa gente que estuvo en mi vida y ya no está.
¿Dónde estarán hoy? ¿Serán felices? ¿Alguno de ellos estará también asomado a una ventana, pensando en mí?
Los recuerdos son caprichosos. Se empeñan en traer a mi conciencia esas personas, sonidos, olores, caricias o momentos vividos que yo no quiero rememorar; pero se niegan a traerme aquella otra voz y aquellos otros ojos que sí desearía tener presentes.
Los días como hoy están llenos de suspiros, “será que el corazón respira” como me solían decir.

1 de febrero de 2009

Crisis

No se puede ser eternamente especial.

Creo que algún día seré como esa mujer de la película, me daré cuenta de que mi vida no es más que el modelo que todo el mundo sigue y me sumiré en la más enorme depresión por los años perdidos y los sueños adolescentes abandonados.

Pero yo no te lo podré reprochar, como ella sí hace con su correspondiente, porque tú no me prometes grandezas ni locuras, no sueñas con una vida distinta a la de los demás, tú me ofreces una vida sencilla y feliz.

Y no sé qué temo y/o deseo más.

Quizá la verdad sea que solo soy una más en el renglón, otro pequeño ser humano que se cree diferente al resto, pero en realidad no lo es.

Quizá sí sea distinta, pero me haya dedicado tantos años a disimular, para ser aceptada, que ahora ya no sé cual es la verdad...

Estas dudas empiezan a ser más habituales de lo debido... ¿debería buscar tratamiento?